El comienzo del año no ha introducido novedades con respecto al porcentaje de consultas presenciales y telemáticas en los centros de salud de la provincia, donde, según información oficial, los médicos de familia vieron cara a cara al 57,3% de los pacientes en enero y febrero (de marzo todavía no hay datos).
Este porcentaje es casi idéntico al registrado al cierre del 2023 y mantiene a Burgos a la cola de las provincias de la región con mayor presencialidad en Atención Primaria; solo por delante de Valladolid (que apenas roza el 57%, siempre según la información que facilita la Consejería de Sanidad).
Es decir, que en dos de las provincias más pobladas de la Comunidad todavía se emplean medios telemáticos para algo más de cuatro de cada diez consultas. Pero el resto no es que estén mucho mejor. De hecho, Soria es la que más parece haber recuperado la dinámica previa a la pandemia, con una presencialidad del 66%. Y, aun así, está muy lejos de alcanzar el objetivo que fijó la Gerencia Regional de Salud (Sacyl) para el verano del 2023, cuando dijo que el teléfono y otros métodos a distancia deberían limitarse, como mucho, al 20% de las citas. Esto es, para cuestiones relacionadas con la renovación de la prescripción de fármacos ya indicados con antelación o para casos en los que el paciente, por las razones que sean, prefiere ser atendido por teléfono. Ni siquiera para la renovación de las bajas médicas debería emplearse el teléfono, aunque se hace. Y, muchas veces, porque para el propio paciente es más cómodo no tener que desplazarse al centro de salud.
Problemas comunes. Las razones por las que no se ha recuperado la dinámica previa a la pandemia por coronavirus (casi un año después de que se diera por finalizada de manera oficial, en mayo del 2023) no se han especificado todavía con claridad por parte de la Consejería de Sanidad.
Y menos si se tiene en cuenta que el menor porcentaje de presencialidad se registra en Valladolid, que es donde menos impacto tienen los problemas genéricos de la Atención Primaria en la Comunidad: población envejecida, falta de médicos, consultas poco atractivas para los facultativos (o, en la jerga oficial, puestos de difícil cobertura), exceso de consultorios que atender (León y Burgos se llevan la palma en ese punto, con cerca de 600 en sendas provincias) y saturación de las consultas.
Estos problemas, con matices según la zona, son generalizados. Pero todos los informes oficiales indican que Valladolid es siempre la que mejor parada sale: atrae a más médicos, no solicitó tantas peonadas (lo cual debería dar a entender que tiene menos dificultades para atender a los pacientes en agenda ordinaria). Y, sin embargo, tiene menos presencialidad que otras como Soria, donde cuesta mucho atraer y retener facultativos. E incluso dentro de una provincia hay grandes divergencias.