Hay quienes consideran que Electra, de Sófocles, es la tragedia por excelencia. Ayer, en el teatro romano de Clunia, la fuerza de esa hija desgarrada que busca venganza tras la muerte de su padre, Agamenón, conquistó a los más jóvenes. Muchos se quedaron ojipláticos por el rencor que sentía hacia su madre, Clitemnestra. También por su sed de sangre, además de por las frases tan sumamente desgarradoras que pronunció y que hicieron que unos cuantos se llevaran las manos a la boca en señal de incredulidad. Así sucedió cuando Electra le acusó no sólo de asesina sino también de mentirosa, o cuando le soltó un «así ladra esa perra».
En un marco incomparable como el teatro romano de Clunia, cada palabra resonó con más fuerza si cabe. Los cerca de 800 estudiantes que se desplazaron por la mañana hasta el yacimiento dentro de la XXIII edición del Festival Juvenil de Teatro Grecolatino se empaparon de una obra irónica, brutal y descreída, armada sobre tensiones y contrastes emocionales. Una tragedia breve, de una hora de duración, pero eso sí, cargada de una extrema densidad.
Como denso fue el sol que calentó en Peñalba de Castro durante toda la jornada. Muchos de los alumnos, llegados desde varios institutos de las provincias de Burgos, Segovia, Soria y Valladolid, no dudaron en desplegar los paraguas o emplear algún que otro fular para protegerse de los rayos. Muchos ya lucían pantalón corto, síntoma de que el verano se halla a la vuelta de la esquina. Y así, mientras la Electra del grupo de teatro gallego Noite Bohemia preparaba obsesivamente la venganza que llevaría a cabo junto con su hermano Orestes, algún que otro de los presentes aprovechó para abanicarse con los libros que se habían llevado a Clunia. Sobre todo, Anfitrión, de Plauto, y que luego se interpretó en la sesión de la tarde (...).
(Reportaje completo, en la edición impresa de Diario de Burgos de este viernes o aquí)