El Burgos CF sufrió un duro revés en El Plantío. Tras jugar una gran primera parte, una de las mejores de la temporada, dos errores puntuales defensivos sentenciaron un partido que el equipo burgalés no mereció perder. Esta vez su gran virtud, la defensa, estuvo muy condicionada por las bajas de Aitor Córdoba y Milicic, y el Oviedo lo aprovechó en un gran ejercicio de eficacia, ya que tuvo tres oportunidades y marcó dos goles.
Hubo sorpresas, y muchas, en el once titular. Aitor Córdoba era baja por sanción y parecía que Nikola Milicic iba a debutar con la camiseta del Burgos. Era el único central disponible. Sin embargo fue baja de última hora por enfermedad y Luis Miguel Ramis tuvo que recomponer toda la defensa. Tenía dos opciones, situar a Arroyo o Florian como acompañante de Grego Sierra y optó por la segunda. De esta forma Íñigo Córdoba fue el lateral izquierdo titular. Pero no fueron las únicas novedades. Ramis apostó por Borja Sánchez por la izquierda y Barès como acompañante de Atienza, además de dar la titularidad a Fer Niño. Y con todas estas novedades el equipo funcionó a la perfección. Jugó una primera media hora casi perfecta, con una gran presión y mucha ambición en ataque. Borja tenía ganas de reivindicarse tras muchas jornadas sin protagonismo y junto a Íñigo Córdoba dominaron la banda izquierda, mientras que Sancris entraba por la derecha y Fer Niño daba muchos problemas a los centrales rivales.
Fueron unos primeros minutos sensacionales. De hecho el Burgos pudo marcar en la primera acción del partido, con un cabezazo de Atienza tras centro de Curro que Aarón mandó a córner tras una gran intervención. La puesta en escena burgalesa dejó por momentos k.o. al Real Oviedo. Con una gran presión, los robos de balón eran constantes, lo mismo que las llegadas al área. Borja apoyaba al centro del campo, donde Barès y Atienza dominaban el juego; e Íñigo Córdoba se incorporaba como un atacante más. Mientras, en la banda Javi Calleja se dejaba la voz para intentar que su equipo reaccionase. El dominio local era tan abrumador que en el primer cuatro de hora el Oviedo no se acercó al área de Cantero.
Poco a poco los asturianos se fueron sacudiendo la presión local, aunque los acercamientos más peligrosos seguían siendo locales, como los que tuvieron Curro y Sancris. Y en este contexto llegó el gol, fiel reflejo del dominio burgalés, con una combinación entre Borja Sánchez y Álex Sancris que acabó con un espectacular remate de cabeza del asturiano. Borja no lo celebró, está cedido por el Oviedo y es el club de su vida, pero sí los más de 10.000 aficionados blanquinegros. Era el justo premio a una primera media hora magnífica.
Pero lógicamente el gol despertó al Oviedo que poco a poco fue estirando las líneas y presionando más arriba. Pese a ello el Burgos tenía el partido controlado. Hasta que llegó el primer error del Burgos, un error con un precio muy alto. En una salida del balón Gabriel Barès perdió el balón, que le llegó a Illyas. El extremo ovetense se libró de Arroyo, cedió sobre Seoane, y éste mandó un centro medido que aprovechó Alemao tras superar el balón a Florian.
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