Claro que España es un país de charanga y pandereta, al decir de Machado, don Antonio, y de lo que se tercie cuando lo que está en liza es una buena juerga, festejar que estamos vivos, que nos gusta la alegría, disfrutar, pasarlo de rechupete y que mañana nos quiten lo bailao (a ser posible, cuanto antes si esa danza pasa a concentrarse en la cabeza al despertar con el sonido de una Black & Decker). Siempre hubo charangas, claro que sí, pero quizás nunca tuvieron tanto predicamento como ahora -al menos, de unos años a esta parte-: no se concibe actualmente un fiestorro por su sitio si no media una banda de viento y percusión amenizando lo que sea: una boda, una comunión, un vermú, una despedida de soltero y, por supuesto, una fiesta de pueblo, de barrio o de esas que siempre fija el calendario, caso de los inminentes carnavales.
Ahí tiene una cita una de las charangas más veteranas de la Burgati, Los Chones, a la que visitamos en su local de ensayo, porque no se vayan a pensar que tocar en una banda así es una chufla: son unos musicazos de aúpa, y esta pasión exige compromiso y sacrificio, horas hurtadas al descanso, malabares para poder coincidir y darle a la trompeta o al tambor al unísono que es como se debería, pero que no resulta cuestión nada sencilla porque cada músico tiene su vida, sus afanes, sus obligaciones y deberes.
Por eso lo tienen claro: «Esto es un hobby, pero hay que involucrarse. Y saber música. Quizás antes valía cualquier cosa, pero ya no». Por eso se lo toman muy en serio, sólo faltaba: se curran el repertorio lo más grande, tratando de ajustarse a los gustos, a lo que espera la gente de ellos. Una de las claves del éxito pasa, aseguran estos músicos, por la complicidad, por el placer de compartir la pasión que los une: «Somos un grupo de amigos que se junta a tocar y que se lo quiere pasar bien». Los Chones son buenos, muy buenos: se arrancan en el ensayo con uno de los temas bandera de la exitosa banda burgalesa La M.O.D.A., que suena de maravilla, y explican que hacen versiones de todos los estilos musicales, si bien admiten que trabajan más el pop, que tiene una acogida mayor.
Varios integrantes de la charanga Los Chones (con tres décadas de existencia), en su local de ensayo. - Foto: RamisPero tocan de todo. «Todo lo que anime, claro». «Lo que buscamos es que le guste a todo el mundo, y por eso el repertorio es variado». Su próxima cita, que está ya a la vista, es en Carnaval: se pasarán doce horas dándole en Huerta de Rey. Y será algo así como el pistoletazo de salida, porque es ahora cuando empieza su 'temporada alta': la primavera y el verano, claro. Tan es así, que hacen una media cercana a los cien bolos anuales, ahí es nada. No sólo actúan en Burgos y su provincia, también fuera. «Si nos lo pasamos bien, la gente se lo pasa bien. Esa es la clave», apuntan, y eso que se pegan pechadas duras y exigentes. «Pero ya sabemos a lo que vamos. Lo importante es disfrutar».
La charanga Los Chones está compuesta por Javisa, Ser(g)io, Pablo Eguilightyear, Menchu, Fanan, Gonzalitros, Lorzano, ErSamu, Pueyis, Profesor, Todopoderoso, Ceri, Charlis, Cheti, Dani Codas, MarTikToknez, Dieguito ya no tan Dieguito, Edunardo, Franchu, Cuqui, Don Ismael, Jaimeras, Tocapechos, Jito, George de la Tuba, Kikolas, MariAno, Maikel, Miguelón el del Helicón, Nachistes, Monchu, Robertum, Palos Fuertes, Tanke, Zamorras (sic). Suenan de maravilla, créanlo.
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