La vecina de Contreras denunciada por un particular y por la Hermandad de Peñas de Burgos como sospechosa de entorpecer el paso de dos autobuses al cementerio de Sad Hill mantiene que solo estaba de paseo y que en ningún momento dificultó el tránsito de los vehículos. «Suelo caminar por ahí. Si no me adelantaron es porque no quisieron. Que yo entorpecía el paso de los buses es una interpretación», sostiene Erkuden Hortigüela, que también ha denunciado ante la Guardia Civil los hechos ocurridos el 13 de abril, asegurando que recibió insultos y agresiones.
«Lo que se tarda 3 minutos en recorrer, lo hicimos en una hora», explicó a DB José Manuel Carbonell, presidente de la Hermandad, que llevaba de excursión a las reinas y damas de las peñas de 2023. Asegura que le pidieron «educadamente» que se apartara y que no lo hizo. Ella replica que iba de paseo por el camino y que no oyó el ruido de los autobuses, solo voces que le preguntaban si ya estaba entorpeciendo el paso. «Eso lo hice en otra ocasión, me senté en el camino y les dije que por allí no pasaban, pero esta vez no», indica.
«Porque una persona mate un perro una vez, no se le puede llamar mataperros», asume Hortigüela, quien mantiene que en esa pista tienen prioridad los peatones y que la estuvieron provocando. «He mirado para saber si se pueden parar o no los autobuses y hasta que no tengamos una normativa que lo regule no se me ocurre volver a hacerlo», dice en su defensa. Añade que el tránsito hacia Sad Hill «es exagerado», lo que está afectando al medio ambiente. «Salían setas y lavanda en una zona en la que ahora ya no crecen».
Imagen tomada la tarde del 13 de abril en el camino al cementerio de Sad Hill, con la vecina delante de los buses. - Foto: DBA la pregunta de por qué no se orilló para dejar pasar a los autobuses, la vecina afirma que «en ningún momento los tuvo tan cerca» como para saber que tenían intención de querer pasar, algo que sí que hicieron los turismos. Por otro lado, mantiene que había terminado de comer cuando decide dar un paseo y explica que camina con el casco en la mano porque en ese momento lo llevaba encima y no tenía donde dejarlo. «Me decían barbaridades como que llevaba el casco para usarlo como arma, pero lo cierto es que no lo solté, hasta comí con él en el codo», relata.
Además de denunciar los hechos, también ha puesto una queja por la actuación de la Guardia Civil ese día. «Se notó que eran amigos. Ellos la llamaron y en el momento en el que llegaron me estaban empujando. Les dije que quería poner una denuncia por agresión, pero para mi sorpresa me pidieron el DNI y me denunciaron a mí. No fueron imparciales, porque además les dijeron que me podían denunciar por esto y por lo otro».