Sobresaliente en la abadía

S.F.L.
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El sacerdote Cecilio Adrián Haro ha concluido su Trabajo de Fin de Grado con una calificación excelente. Se basa en la gestión económica del monasterio de San Salvador de Oña

El párroco oniense Cecilio Adrián Haro, con su trabajo de fin de grado en el claustro del monasterio de San Salvador. - Foto: S.F.L.

Está comprobado que realizar las distintas labores del día a día con cariño, paciencia y dedicación hace que el ser humano sea más feliz. Las personas que trabajan con pasión marcan la diferencia, con lo cual sus tareas suelen ser excelentes. Ese entusiasmo, unido al talento, constituye una fórmula clave para el éxito. Con calificación de sobresaliente y con una felicitación especial por parte de la presidenta del Tribunal, el párroco oniense Cecilio Adrián Haro ha finalizado el Trabajo de Fin de Grado (TFG) de Historia y Patrimonio que lleva por título La gestión económica del Patrimonio Cultural Religioso aplicado al Real Monasterio de San Salvador de Oña. 

Tal es el interés que ha despertado su tema que ha sido solicitado por monseñor Ariel Torrado, presidente de la Comisión Episcopal Argentina para los Bienes Culturales de la Iglesia, que en España es poseedora de al menos el 70% de la riqueza histórica y artística de la nación. Cuando en 2013 el religioso se puso al frente del monasterio San Salvador de Oña, por el conjunto monumental pasaron 9.269 turistas, según la propia memoria de la Oficina de Turismo de Oña. Siguiendo esta comparativa durante 2018 se han acercado más de 21.100.

Según el sacerdote, la clave de este aumento viene dada porque se ha tenido presente y se han aplicado los criterios que en los últimos años se ha reiterado a las Conferencias Episcopales de todos los países, hablando de la importancia de una buena gestión del patrimonio religioso. De ahí la necesidad de conocerlo, planificar, controlar y difundirlo. El TFG ha sido todo un proceso para el sacerdote. Desde que comenzó sus trabajos en las distintas asignaturas de su carrera se dio cuenta que iban encaminados al mismo fin, hacia la dirección de los bienes sacros. Aunque el proyecto se realiza en el cuarto año, lleva desde que comenzó sus estudios elaborándolo. 

La elección de este tema radica en la propia problemática concreta que, según Haro, se debe abordar de una «forma conjunta» entre el Estado y la Iglesia, debido a la dispersión de los bienes por diferentes motivos como, por ejemplo, la despoblación, la falta de vocaciones en los pueblos y la cantidad de monasterios que están siendo cerrados y abandonados por las órdenes religiosas.

El punto de partida fue conocer la abadía y jerarquizar su importancia para así poder difundirla y protegerla. El monasterio de San Salvador es un Bien de Interés Cultural (BIC) y su intenso conocimiento fue lo que llevó al cura a matricularse en el Grado de Historia y Patrimonio de la Universidad de Burgos. «No se quiere lo que no se conoce», afirma Haro. 

El segundo asunto del trabajo fue la planificación, para dar un uso al edificio compatible con su conservación. Por ello, han aumentado las visitas y ha sido posible crear puestos de trabajo directos e indirectos. También ha repercutido en el sostenimiento de la villa en general, en los habitantes y en los negocios. El tercero fue el control. Durante estos años se ha invertido en sistemas de seguridad y vigilancia.  

Por último la difusión, y es que la razón de la protección es el disfrute por parte de la sociedad y futuras generaciones. «Hemos sabido conjugar lo pastoral-religioso con lo cultural», declara. Así, este último punto se convierte en un motivo importante para el gestor del monasterio,  dar a conocer todo este rico patrimonio, llevar una buena gestión económica y alentar en el cuidado de su arte. 

La abadía oniense ha sido un hito muy importante en su historia pasada y reciente. Se ha tratado en numerosas ocasiones pero poco o nada desde el punto de vista de su gestión y difusión. El religioso considera que un buen uso del monumento podría dar como beneficio adicional «la promoción y desarrollo de la zona». Se podría rentabilizar la cultura de La Bureba además de potenciar la abadía y dar relevancia a Oña. En su conjunto posibilitará multiplicar los usos alternativos posibles para el resto del cenobio, un objetivo importante para la Diputación, propietaria de la otra mitad incluido un posible «uso hostelero o creando un centro nacional de Estudios Bibliográficos Medievales», sentencia.

Todos los caminos conducen a Roma

De cara al próximo curso, el religioso será enviado para ampliar sus estudios a la prestigiosa Escuela Vaticana de Paleografía, Archivística y Diplomática. Cada jueves, y en un periodo lectivo de dos horas, Haro deberá cruzar el umbral de la puerta de Santa Ana y dirigirse a la Escuela Vaticana (Archivo Secreto), el lugar más seguro de la Ciudad del Vaticano y el sueño de todo historiador. Por la escasez de clero, el periodo será breve, de un año académico. Hasta ahora ha estudiado el patrimonio en todas sus vertientes en la Universidad de Burgos. Ahora, la diócesis le urge a que se prepare en en el campo del patrimonio documental y bibliográfico.

El objetivo que se ha marcado en Italia es cumplir al máximo y con responsabilidad la misión que se le ha encomendado para servir de un modo distinto q como venía haciéndolo hasta ahora a la Iglesia de Burgos. 

Reconoce que le gustaría quedarse más tiempo pero que no depende de él. Aún así, seguirá profundizando en el tema de historia de la iglesia y bienes culturales. Actualmente está realizando un curso de italiano en la UBU y en septiembre comenzará uno intensivo en la Universidad Gregoriana de Roma.

A partir del 5 del próximo mes, Cecilio Adrián Haro se incorporará al Colegio Español de San José, lugar donde residen todos los sacerdotes españoles que son enviados por sus obispos a estudiar.

El sacerdote recordará Oña como lugar donde ha vivido una de sus etapas más felices. Ahora, una nueva vida le espera en Italia.