Natural de Caleruega (Burgos), Santo Domingo de Guzmán destaca por ser uno de los religiosos más conocidos e importantes de la Iglesia. Fundador de la Orden de Predicadores , dedicó su vida a la religión, y hoy en día su obra se extiende por los cinco continentes. El próximo 6 de agosto, se cumplirán 800 años desde su muerte, y dos exposiciones en Caleruega y Santo Domingo de Silos permitirán a los burgaleses conocer más de esta figura que goza de un gran reconocimiento fuera de nuestras fronteras.
Domingo nació en el año 1170 en la localidad burgalesa de Caleruega en el seno de una familia acomodada, de la que recibió una formación religiosa. Su historia, ya desde antes de su nacimiento, se encuentra envuelta en leyenda, puesto que se cuenta que su madre, Juana de Aza, antes de que Domingo naciera, soñó que llevaba en su vientre un cachorro con una antorcha encendida en la boca. Incapaz de comprender el significado de este sueño, decidió buscar la intersección de Santo Domingo de Silos, y postrada ante su tumba comprendió que el hijo que esperaba iba a encender el fuego de Cristo en el mundo por medio de la predicación.
Domingo se formó en Gumiel de Izán junto a su tío que era arcipreste en esta localidad, y posteriormente viajó a Palencia, donde estudió humanidades, filosofía y teología en las escuelas catedralicias. Fue precisamente conocer en profundidad la Palabra de Dios lo que más atrajo su atención, y cuenta la historia que todavía estando en Palencia, en torno al año 1191, “en un rasgo de caridad heroica”, decidió vender sus libros, para aliviar a los pobres del hambre que asolaba el país.
Tras ser ordenado sacerdote, pasó a la diócesis de Osma, siendo nombrado canónigo y vicario general de la misma. No pasó mucho tiempo cuando, en 1205 acompañó por encargo del rey Alfonso VIII de Castilla al obispo de Osma, Diego de Acebedo a la corte danesa, para concertar las bodas del príncipe Fernando. Fue en estos viajes por Francia cuando vio de cerca las ideas heréticas, y un año después, tras informar al papa Inocencio III de la herejía que amenazaba el sur de Francia, se estableció en Languedoc con el objetivo de predicar la palabra de Dios.
En 1215 establece en Tolosa la primera casa masculina de su Orden de Predicadores, hoy en día conocidos también como dominicos, y por la que un año después, en 1216 recibió una bula del papa Honorio III que confirmaba esta Orden de Frailes, lo que le permitió abrirla al mundo. De vuelta en Francia, Domingo de Guzmán vio cómo su familia de frailes crecía y tras lograr la bula del papa, decidió enviar a sus frailes a diversas zonas, con el fin de predicar la fe cristiana, entre ellos España, París o Bolonia.
Además, tal y como señala el catedrático de Historia del Arte René Payo, y uno de los comisarios de las dos exposiciones que se preparan en la provincia en recuerdo de este santo burgalés, Domingo de Guzmán quiso que la evangelización se realizara “por el convencimiento y no por la fuerza”, y por ello invitó a todos sus frailes a formarse, enviándolos a las Universidades.
En este sentido destaca que hasta el siglo XVI los grandes intelectuales de las universidad fueron dominicos, “que se dedicaron no solo al saber teológico sino también fueron pioneros en matemáticas o química”. A partir de la dispersión de sus frailes y durante los años siguientes, Domingo de Guzmán emprendió viajes de predicación por España, Francia e Italia, y antes de morir convocó dos Capítulos Generales (asambleas monásticas) que se celebraron en Bolonia y durante las cuales se redactaron la segunda parte de las constituciones y la división territorial de su Orden en ocho provincias.
Finalmente, el santo burgalés falleció el 6 de agosto de 1221 en el convento de Bolonia, tan solo unos días después del señalado 20 de julio de 1221, fecha en la que se colocó la primera piedra de la Catedral de Burgos. Trece años después de su muerte, el papa Gregorio IX canonizó al fundador de la Orden de Predicadores, convirtiéndose en Santo Domingo de Guzmán.
“Los dominicos han destacado en muchísimos campos. La cultura de Occidente no se entendería sin la figura de Santo Domingo de Guzmán y de sus discípulos que, a lo largo de los siglos, han desarrollado su labor en los cinco continentes”, añade Payo.
Burgalés desconocido
Domingo de Guzmán nació en Caleruega, y a lo largo de su vida predicó la palabra de Dios por diversas partes del mundo, sin embargo, su nombre no es tan conocido en Burgos como fuera de sus fronteras. Por ello, uno de los objetivos de este octavo centenario de su muerte se centra en dar a conocer más la figura de este personaje de gran importancia en la historia religiosa.
“En Burgos tenemos una cierta deuda con este santo”, reconoce René Payo, que sueña incluso con que Caleruega acabe convirtiéndose en “el Asís español”, siendo así un “gran centro de culto y peregrinación en homenaje a este santo cuya proyección va más allá de lo espiritual y religioso”.
Al hilo de esto Payo defiende la importancia de Santo Domingo de Guzmán, que se encuentra entre los “burgaleses más universales”. El pasado 28 de julio la Fundación Silos, en colaboración con la Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021 y la Diputación de Burgos, inauguró en el monasterio de Santo Domingo de Silos una muestra que resume la vida e itinerarios de este santo, patrono de la provincia burgalesa.
Esta pequeña muestra es un “anticipo” de la que se inaugurará el próximo 5 de agosto en Caleruega y que, organizada por la Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021 y la Fundación Siglo para el Turismo y las Artes de Castilla y León mostrará los orígenes de este santo universal, y contará con piezas originales, “algunas de ellas vinculadas a la propia vida de Domingo de Guzmán o que formaron parte de su historia”, tal y como avanza René Payo.