«El sentimiento mayoritario de los vecinos es que sería una auténtica barbaridad y un despropósito derribar la pirámide de los italianos». Así lo afirma el alcalde del Valle de Valdebezana, Juan Carlos Díaz, quien ayer recibió como un jarro de agua fría la contestación que el Gobierno ha dado al senador Carles Mulet, del Grupo Parlamentario de Izquierda Confederal, quien lleva años reclamando al gobierno que exija la desaparición de este monumento funerario. Y parece que así será, porque la respuesta gubernamental a Compromís señala que pasará a formar parte del catálogo de símbolos y elementos contrarios a la memoria democrática. Una vez que esté incluido, las personas jurídicas titulares de este bien «serán los responsables de su retirada o eliminación».

En este caso, el terreno sobre el que se asienta el mausoleo, donde hasta 1975 estuvieron enterrados los restos de cerca de 400 soldados italianos que participaron en la Batalla de Santander, es propiedad de la Hermandad de la Rivera, que a su vez forman nueve pedanías de Valdebezana y la localidad de Arija.

Para Compromís, la pirámide es «un claro ejemplo de monumento asqueroso de exaltación del franquismo y el fascismo, que atenta contra la Ley de Memoria Democrática». Sin embargo, el alcalde afirma que «es el único monumento funerario de esas características en España y el lugar más visitado del municipio». Díaz, que lo considera un «foco de atracción turística» y que asegura que «carece de simbología fascista», se muestra más partidario de contar la historia y de ponerla en valor que de eliminarla. Compromís también reclamaba el mismo trato para la Columna de Sagardía, ubicada en el Alfoz de Bricia y que el Gobierno también incluirá en el catálogo.