Miranda suma llegadas empresariales en los últimos años, aunque no todos los anuncios se concretan. Una de las pendientes corresponde al grupo IPM-Rubí, aunque en la compañía cuestionan la necesidad de ejecutar la inversión de 20 millones de euros en el polígono de Ircio, donde compraron 27.000 metros cuadrados. La decisión se comunicó en febrero de 2020, junto antes de la pandemia, lo que sirve para entender los cambios en la postura de la compañía. Así lo expone su director general, Ricardo Romo, quien confiesa que la planificación en un sector como el suyo, el de la automoción, dio un giro tras el impacto de la enfermedad. Eso trae una consecuencia directa para la ciudad, porque si la firma no logra nuevos contratos, el aterrizaje se suspenderá definitivamente, «aunque sí que tenemos la ilusión de poder hacer algo», puntualiza el responsable.
Cuando se anunció su llegada, la empresa indicó que la planta entraría en funcionamiento en cuatro años y el proyecto se acometería en varias fases. En cualquier caso, la producción debía arrancar en 2024 «y la compra obligaba a que así fuera», detalla Romo. El responsable aclara que en 2023 «pedimos una prorroga», al ver que no podrían cumplir con los plazos y ahora estudian solicitar otra demora de varios años, «porque a medio plazo todo está abierto», sostiene.De todas formas, esperará a la postura de la Junta de Castilla y León, administración de quien depende el suelo, porque Romo admite que «entenderíamos que se priorizara a otras empresas que tengan algo más real», ya que tampoco quieren bloquear el suelo.
De todas formas, confiesa que «ahora mismo no tenemos en previsión un proyecto de este tipo», por lo que para que vuelva a entrar dentro de su hoja de ruta, la actividad de IPM-Rubí debe aumentar y tampoco resulta sencillo. Romo aclara que «estamos en un proceso de captación de negocio, dentro de las nuevas plataformas eléctricas», y de este proceso dependerá y mucho la inversión prevista en Ircio.
100 empleos se anunciaron ligados a esta llegada, prevista en un principio para 2024. Más allá del número, también se destacó la calidad de estos puestos de trabajo y su cualificación
Desde el grupo, confiesan que mantienen contactos tanto con Mercedes como con Stellantis, un conglomerado en el que se incluyen marcas como Citroën, Opel o Fiat. «Por ahora no hemos captado nada», reconoce Romo, quien reitera que tampoco dan por perdida la inversión en Miranda, aunque sí que recalca que cualquier decisión de debe estar fundamentada y encajar dentro de las necesidades de la compañía.Con esa premisa, reconoce que los pedidos en cartera pueden completarlos con sus cuatro plantas, porque además de tener una en República Checa, poseen otras tres en España, una en Orense, otra en Vitoria y la última en Briviesca. La planta de La Bureba es Estampaciones Aguirre y en septiembre sus 44 empleados entraron en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo, aprobado para siete meses, con el que afrontar la inestabilidad del sector, que se traduce incluso en la cancelación de pedidos.
En Miranda, con la inversión de los aproximadamente 20 millones de euros la cifra de empleos rondaba el centenar, en un sector además en el que resulta necesaria cierta cualificación. Romo reconoce que la alternativa de la ciudad sigue siendo atractiva y como argumento lo contrapone con lo que sucede en su principal planta, la de Vitoria. «A nivel de paz social se está mucho mejor», reconoce el director general, que de todas formas reconoce que para poder afrontar el proyecto «necesitamos tener volumen» y en estos momentos no lo tienen.