Es el cuadro contemporáneo más representativo de España, el que mejor refleja los sentimientos de un siglo -el XX-, marcado por una contienda civil que destrozó al país, y uno de los lienzos más creativos y complejos de Pablo Picasso, además de ser uno de los óleos más viajeros del mundo hasta que en septiembre de 1981 regresó a España, en concreto al Casón del Buen Retiro, y 11 años después quedó definitivamente expuesto en el Museo Reina Sofía de Madrid. El Guernica suma esa esencia nacional con ese carácter internacional que siempre le ha representado.
Desde que el autor malagueño creara este icono universal para la Exposición Internacional de París de 1937 -un encargo del Gobierno de la República-, la pieza se convirtió en una obra con múltiples destinos a causa de su largo exilio.
Su primera parada tras la exhibición mundial fue una muestra itinerante por Noruega, Dinamarca y Suecia a principios de 1938.
Tras este viaje por Escandinavia, el cuadro realizó tras una breve parada en el estudio de la Rue des Grands Augustins de París donde fue gestado otro trayecto itinerante, en esta ocasión a Inglaterra, donde fue expuesto en varias ciudades con el objeto de recaudar fondos para el Comité a los Refugiados Españoles.
Un año más tarde, Picasso decidió mandar el óleo a EEUU para seguir recaudando fondos para los refugiados políticos, así que el Guernica volvió a mostrarse de costa a costa del país, primero en Nueva York y después en Los Ángeles, San Francisco y Chicago.
Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Picasso cree que lo más conveniente es que el cuadro permanezca en custodia en el MoMA de Nueva York, aunque siempre expresó su deseo de que su destino final fuera España.
El destino trotamundos del Guernica quiso que la pintura fuera cedida en los años 40 y 50 a distintas exposiciones y retrospectivas del autor por el mundo: el Art Institute de Chicago, la Gallery of Fine Arts de Columbus (Ohio), el Fogg Art Museum de Cambridge (Massachussetts), el Palacio Real de Milán, la Bienal de Sao Paulo o la gira que realizó por distintos países europeos como Francia, Alemania, Bélgica, Holanda y Dinamarca.
Entre 1957 y 1958, vuelve a exhibirse en el MoMA, en Chicago y en Filadelfia. Tanto viaje acaba pasando factura al lienzo por lo que Picasso decidió dar instrucciones al Museo de Arte Moderno de Nueva York para que no vuelva a prestarse hasta que se decida su traslado a España, el 9 de septiembre de 1981.
Ese día, el Gobierno español y el MoMA firmaron el acuerdo para formalizar la transferencia de propiedad del cuadro y sus bocetos a España. Picasso expresó por escrito su deseo de que el Guernica y las obras preparatorias «vuelvan al pueblo español, cuando en España se restablezcan las libertades públicas».
La icónica obra se instaló en el Casón del Buen Retiro de Madrid. Allí estuvo expuesto hasta que en julio de 1992 el cuadro emprendió el que hasta ahora es su último viaje: el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.