Ribera suma inversores de Rioja por su «prestigio» y potencial

L.N. / Aranda
-

El movimiento económico que registra la comarca continúa con la reciente adquisición de 30 hectáreas en Moradillo por el grupo Muga. En el sector destacan la apuesta por una DO que «funciona muy bien»

La Ribera del Duero suma en la actualidad más de 27.200 hectáreas de viñedo y en torno a 320 bodegas. - Foto: Jesús J. Matías

Las inversiones ligadas al mundo del vino fluyen a buen ritmo en la Ribera del Duero. La denominación de origen cada vez genera más atractivo entre las bodegas de Rioja, que deciden diversificar sus negocios y recalar en tierras burgalesas. La última en dar en salto ha sido Bodegas Muga con la compra de 30 hectáreas en la localidad de Moradillo de Roa. Su proyecto, con una inversión de 1,8 millones de euros, arranca con el viñedo. La firma riojana prevé alquilar inicialmente una bodega para vinificar su primera cosecha a la espera de desarrollar un plan propio de bodega. Como manifiesta su vicepresidente, Manu Muga, su intención es ir «poco a poco». 

Con su llegada, ya son al menos 15 las bodegas de Rioja implantadas en Ribera, donde se han producido importantes movimientos en la última década. La Compañía Vinícola del Norte de España (CVNE) adquirió en 2019 lo que hoy es Bela. Ese mismo año, Marqués de Cáceres compró 60 hectáreas de viñedo en La Horra, Anguix y Roa y Finca La Capilla. A ellos se suman Áster, Roda (Corimbo), Grupo Faustino (Portia), Luis Cañas (Dominio de Cair), Bodegas Riojanas (Hacienda Miguel Sanz), Vintae (Bardos) u Ontañón (Altos de Ontañón). Para Iker Ugarte, presidente de la Asociación Empresarial de Bodegas acogidas a la DO Ribera del Duero (Asebor), el hecho de atraer inversiones «es síntoma de que hay ganas por Ribera y por la calidad de sus vinos».

En este sentido, remarca que la DO «está funcionando muy bien», por lo que considera «normal» que «vengan de otros lugares». De hecho, Ugarte indica que esta tendencia a crecer en zonas distintas resulta «cada vez común» por aprovechar las economías de escala. Pero no sólo eso. El presidente de Asebor valora de manera positiva que aumente la competencia. «Suele ser bueno, sobre todo, si es por parte de profesionales, ya que nos obliga a espabilar a todos». Además, subraya que bodegas como Muga, «que llevan mucho tiempo consolidadas y en grandes mercados internacionales, pueden abrir puertas a Ribera». 

Por su parte, el director de San Gabriel, Enrique García, afirma que detrás de estos movimientos empresariales «influye de forma inequívoca el absoluto prestigio de Ribera». A su juicio, «se ha realizado un buen trabajo, que ha ayudado a que nuestra marca esté reconocida internacionalmente». Y eso, continúa, «hace que cualquier empresa vinícola quiera estar aquí». 

Mientras, la directora de Tierra Aranda, Coro Blanco, destaca que Ribera es una DO «potente y con los pies en el suelo» y no se olvida del interés por las viñas en zonas más altas por el cambio climático.

Cambio. Finalmente, García indica que ahora llegan inversores «que compran propiedades ya existentes, tanto viñedo como bodegas», a diferencia de hace 15 años, «cuando todo era de nueva creación».