Como si estuvieran avivadas por los molinos de viento que rodean la pequeña localidad de Acedillo (una de las 29 pedanías de Villadiego), las llamas destruyeron casi completamente la vivienda de Abdón Manzanal, un jubilado que tiene el dudoso honor de ser el único habitante que pasa todo el año en este atractivo y apartado núcleo rural.
Dentro de la desgracia, la fortuna quiso que el incendio se produjera un día de puente (en la noche de este lunes). Eso hizo que hubiera más vecinos, que dieran la voz de alarma a los bomberos y ayudaran en un primer momento al antiguo ganadero solitario.
Hasta Acedillo, a unos 50 kilómetros de Burgos, acudieron los bomberos de Villadiego en primer lugar y los de Burgos después. La Guardia Civil también se personó, al igual que Ángel Carretón, alcalde villadieguense y diputado provincial.
Una vez tenida constancia de que no había heridos, de que el fuego estaba controlado y de que se descartada su propagación a edificios cercanos, solo que quedó de guardia un camión con dos bomberos voluntarios de Villadiego (Luis y José Ignacio) hasta llegada la mañana constitucional, hasta las 8,30 horas.
¿La chimenea? ¿Un cortocircuito? ¿Algún problema eléctrico con las extensiones de cables de la vivienda a una casona vecina? Los bomberos allí desplazados no se atrevían a ofrecer una hipótesis documentada sobre el origen del incendio. Eso será tarea de los expertos y de los peritos de los seguros. La oscuridad de la noche, la mezcla de niebla cerrada y humo y el riesgo de caída de maderas y paredes impedían un riguroso estudio de la escena del siniestro con las ascuas vivas. Allí sí dejaron la vida dos docenas de gallinas. Un grupo de ocas tuvo mejor suerte y fueron liberadas por un bombero cuando el calor ya les acechaba mortalmente.
La amplia casa de piedra de Abdón Manzanal -que resultó ileso y hasta hace pocos años tuvo un gran rebaño de ovejas en Acedillo- quedó herida de muerte y durante toda la madrugada de ayer siguieron saliendo chispas y brillando los rescoldos de lo que fueron las vigas.
Aunque la Constitución recoge el derecho de todo español a una vivienda digna, el fuego quiso ayer que el único vecino que pasa los 365 días en Acedillo se quedara sin ella.