Tras una inversión de 1,4 millones de euros y un plazo que se ha recortado casi de los nueve a los seis meses, las obras de la calle Arenal y un pequeño tramo de El Cid rozan su final. De hecho, durante estos días los operarios se han encargado de instalar las baldosas en las aceras del último tramo ejecutado y el suelo dispuesto para los peatones ya está prácticamente terminado. Por su parte, el cemento de la calzada aún está al aire, pero por poco tiempo. Según relatan en los comercios de la zona, el Ayuntamiento les ha transmitido que el asfaltado comenzará en apenas una semana y, después, solo faltarán algunos detalles para dar por completadas todas las labores.
En los comercios de esta zona celebran que el final de la reforma integral esté tan cerca, sobre todo, porque reconocen que «se ha hecho largo» y «la gente no ha venido tanto como antes» al haber un «acceso que era difícil por las máquinas y excavadoras» delante de sus puertas. Así lo explica Elena De la Fuente, de la tienda de ropa Genial, quien apunta que «en 35 años esta ha sido la primera vez» que no ha preparado el escaparate para «la temporada de baño» al saber «que no se iba a vender igual». No es la única que ha notado el bajón en su actividad. Muy cerca de esa tienda, Marian Asensio, de la boutique Edén, describe el periodo de las obras como «horroroso», ya que «para las ventas ha sido horrible, no hay otro adjetivo».
La gerente de este último negocio sobre todo lamenta que «en la reunión que se hizo se dijo que iban a asfaltar el primer tramo de la calle Arenal en febrero para que quedara abierto, pero no ha sido así» y cree que «en la planificación se ha dejado al comercio de lado, que está agonizando». Su malestar resulta mayor porque «llueve sobre mojado». Según cuenta Asensio, en la zona comprendida entre las calles Francisco Cantera y El Cid ya estuvieron «casi cerrados hace dos campañas por la obra del tramo anterior». Eso sí, apunta que, al menos, ya se ve la luz al final del túnel y considera que «va a quedar muy bien».
Esta opinión la comparten en prácticamente todos los negocios del lugar. La dueña de Genial apunta que «como mirandilla» desea tener unas «calles bonitas, aunque las obras generan una extorsión porque es cierto que en un comercio tienes menos beneficios, aunque luego es una mejora para todo el mundo» y añade que «la ciudad ha ganado en modernidad».
En este sentido, destaca que Miranda ha dado un paso para igualarse con otros muchos municipios donde «la tendencia es que haya menos coches, menos contaminación y aceras más anchas». Su argumento encuentra el respaldo de Elisa Calvete, de Versus, una tienda de moda situada en el tramo de la calle El Cid que también ha sido remodelado. Esta comerciante destaca que «hace diez años ya se decía que esta zona iba a ser peatonal, pero al final no ha sido así, sino que ha sido mejor porque pasan coches y se puede parar un momento puntual».
Desde ambas tiendas empatizan con los«vecinos, que necesitan aparcar», pero Calvete cree que «si queremos una ciudad bonita y agradable para pasear» era necesario intervenir de esta forma en el centro. Precisamente, recuerda que «basta con ver ciudades grandes, como Madrid, en las que no hay ni un sitio para dejar el coche y aquí por lo menos tenemos grandes aparcamientos más o menos cerca, como el que está en la zona de la Policía Nacional».
A falta de unos retoques, estas tiendas ven muy cerca el resultado final y en Versus reconocen que «ya se nota mucho más movimiento en este tramo, le ha dado vida». Sobre ello, recuerda que «antes estaban los coches aparcados en batería, la acera era muy estrecha, estaba llena de parches y no cabía ni un carrito», pero ahora cuentan con una calle luminosa y amplia que atrae a los viandantes. Pero la mejora no ha sido solo estética, pues, como explica De la Fuente, «era una obra importante y necesaria», ya que «el subsuelo había que arreglarlo, porque había comunidades y locales que tenían atascos».