Julián Calero y sus jugadores han dado por concluidas las celebraciones por el ascenso. El entrenador piensa ya en el futuro. Tiene un año más de contrato, quiere seguir en el Burgos y solo pide poder comenzar a trabajar cuanto antes. Para ello, solicita la unión institucional, es decir, entre los máximos accionistas y los Caselli, y empezar a construir el Burgos de Segunda División.
Han pasado cinco días desde del ascenso. Ya en frío, ¿ha asimilado todo lo que se ha conseguido?
Cuando lo consigues te queda la sensación de estar en una nube, sabes que has conseguido algo muy importante para la ciudad. Pero cuando llegas aquí y ves la reacción de la ciudad, de los medios de comunicación y de todo el mundo es cuando te das cuenta de que realmente ha sido muy bonito, pese a que el recorrido ha sido muy complicado y con un final feliz. Ahora hay que caminar hacia adelante.
¿Qué sensaciones se vivieron horas después del ascenso, en el hotel y en el regreso a Burgos?
Una satisfacción tremenda y mucho cansancio, tanto físico como mental. La gente cantaba, reía, había abrazos, una especie de comunicación y la sensación del deber cumplido. Eso te hace sentir muy bien. Repartir felicidad después de todo lo que hemos pasado es una sensación tremenda.
¿Fue clave la importancia del grupo humano en esta plantilla?
Ha sido clave. Han tenido una unión tremenda durante todo el año. Han sido muy buenos compañeros, se han ayudado, se han animado y siempre han estado cerca unos de otros. Esa fuerza del grupo, del colectivo, es la que al final ha hecho que fuésemos hacia adelante. Sin esa fuerza hubiese sido imposible. Los jugadores son los responsables en un porcentaje altísimo de este final tan feliz.
Tiene contrato con el Burgos para Segunda División.
Sí, pero los contratos no quieren decir nada en el mundo del fútbol. Para que exista una continuidad, lo primero que tiene que haber es una confianza entre los dirigentes y el entrenador. Y mientras no haya una estabilidad institucional y no sepamos a quién dirigirnos no sé si esa confianza existe. Intuyo que sí, pero no puedo asegurarlo.
¿Pero usted está ilusionado con asumir ese reto?
Mucho. Estoy ilusionado y me gustaría mucho ser el entrenador del Burgos en Segunda División. Noto el calor de la gente, el apoyo de la ciudad y eso me empuja a querer seguir aquí. Pero es cierto que soy un profesional de fútbol y si no hay acuerdo, o la confianza suficiente, no continuaría. Pero mi ilusión, mis ganas y lo que quiero es continuar aquí (...).
(La entrevista completa, en la edición impresa de Diario de Burgos de este viernes o aquí)