Los cerezos menos perezosos de las zonas más bajas del Valle de Caderechas han despertado del letargo del invierno y ya muestran sus ramajes repletos de unas yemas que a mediados de abril, coincidiendo con la Semana Santa, se transformarán en llamativas flores blancas. Las primeras de los más de 50.000 árboles de la zona podrán contemplarse «en un mes», vaticina Juan José Gandía, fruticultor y presidente de la Asociación de Productores y Comerciantes, aunque para disfrutar del máximo esplendor de la floración «habrá que esperar unos días más», recalca.
Las previsiones de las próximas semanas anuncian una bajada de las temperaturas hasta incluso los cero grados que provocará que el fenómeno natural no se acelere como en otras anualidades -el pasado año el inusual calor de enero amenazó con adelantar el proceso más de un mes y medio, pero finalmente se estancó- y, por lo tanto, que los árboles se desarrollen a su «debido tiempo».
Las heladas registradas en las madrugadas de enero y febrero no han afectado a los frutales ni tampoco repercutirán en la cosecha, y a pesar de que todavía es demasiado temprano para especular sobre la campaña, los cerezos presentan un «estado fuerte» porque el pasado año «no recolectamos una exageración de fruta, aproximadamente el 70% de la cosecha total», comenta Gandía.
Para la tranquilidad de los fruticultores, después de la «desastrosa» producción de 2023 debido al exceso de calor y la falta de agua -calculan que las pérdidas económicas alcanzaron los dos millones de euros- la lluvia también ayuda a que el proceso siga su curso sin prisa y a que los brotes engorden a un ritmo común. Lo de mirar al cielo como antaño hacían los trabajadores del campo pasó a la historia y las nuevas tecnologías permiten que los fruticultores de Caderechas dispongan de la información que a ellos más les preocupa al momento y detallada. Por el momento no hay nada que temer, pero la situación del campo puede variar «de un día para otro si los termómetros superan los 16 grados durante más de una jornada seguida», explica el productor. Si es así, «la floración será imparable», añade.
Una drástica bajada de temperaturas a partir de que el Valle se tiña de blanco amenazaría no solo a la cereza, también al futuro de otras frutas como la manzana o la ciruela. El hielo quema las flores, las ennegrece y mata al fruto, un hecho que puede perjudicar gravemente la cosecha anual de toda la zona. A excepción del pasado año, las áreas bajas de Caderechas han soportado campañas realmente desastrosas al perder casi la totalidad de la fruta con las heladas tardías de primavera -en una noche de abril de 2023 se registraron menos siete grados- y las continuas olas de calor de verano también se han convertido en las grandes enemigas del fruto rojo.
A día de hoy las yemas son visibles en los cerezos cultivados en Terminón, Salas de Bureba, Cantabrana o Bentretea, mientras que en Herrera o Rucandio apenas se aprecian. La floración estallará por fases según la ubicación de los árboles y podrá contemplarse durante «diez o quince días» si la climatología lo permite.
Hostelería. Los habitantes de los 15 pueblos del Valle se preparan para recibir a miles de turistas atraídos por el espectáculo natural. El bar Stop de Salas ofrecerá los servicios de bar-restaurante también en el exterior del local y ampliará las dimensiones de la terraza.