Las niñas participan en el deporte en menor medida que los niños, y sobre todo en el fútbol, pero los tiempos están cambiando y cada vez son más a las que les encanta entrar en el césped y cuando lo hacen, quieren hacerlo por igual. Cada vez son más las que cruzan la frontera del género y superan esos desafíos para involucrarse y mantenerse en el fútbol, porque se sienten competitivas, atléticas, quieren alcanzar metas y superarse y, sobre todo, buscan formar un equipo.
Esta temporada en la Escuela Municipal son más que nunca: 37, repartidas en diferentes edades y horarios (14 en San Amaro, 13 en el Esther San Miguel y 10 en San Juan de los Lagos).
Más que inclusión son bienvenidas. No existe distinción y ese, precisamente, es el mejor síntoma para la igualdad. Leyre, Noa, Valeria, Martina, Natalia, Alba y Naia se entremezclan en los grupos en los que participan Adrián, Nicolás, Miguel,Jorge, Íker y Álvaro. Pase, defensa, ataque y culminación a portería. Todas y todos pasan por la estación que les toque. Incluso bajo palos, por mucho que les cueste. En cada clase, de dos horas de duración durante dos días a la semana, siempre hay una capitana y un capitán. Se da la circunstancia que este es su último año en la Escuela y que ya solo les queda el último paso: dar el salto a un club. La mayoría está buscando ir a uno que tenga equipos íntegramente femeninos y crecer en ellos, aunque hay quien se decanta por seguir compartiendo banquillo con chicos, aunque apenas les quede una categoría o dos temporadas hasta cadetes (sub-16).
Los grupos se establecen aleatoriamente y equitativamente. - Foto: RamisAl principio de la campaña se notaban más inseguras y receptivas, pero una vez que han cogido confianza, son las más ilusionadas y entusiasmadas. De lo que se trata es de aprender y divertirse y tienen bien asumidos esos principios. La metodología de hablar en círculo es una de las más empleadas por los entrenadores y surte efecto para que nadie se sienta más que nadie.
Ya están en la mitad de la campaña y siguen pidiendo algún que otro juego cooperativo para hablar y reír como el tradicional de 'Atrapa la bandera'. A ellos les suele gustar más el partidillo final, pero a veces ellas son las que piden echar un pulso chicas contra chicos, pero los monitores prefieren repartir petos aleatoriamente y mezclar al alumnado.
Las niñas quieren entrenadores o entrenadoras que creen entornos positivos. En la Escuela Municipal no hay registros de victorias y derrotas. El enfoque está centrado en el esfuerzo y el proceso de aprendizaje de habilidades para el fútbol, no en el resultado. El verse a sí mismas mejorando en el césped es increíblemente poderoso. Y eso aquí se nota, porque aquí se celebran los progresos, que son muchos.