El talento arandino emerge hasta en los lugares más insospechados. Esto incluye al recién elegido como mejor restaurante del mundo, el barcelonés Disfrutar. Resulta que allí trabaja un joven de 29 años nacido en la capital ribereña, que se llama Jorge Luquero y que da rienda suelta a su creatividad para, junto con el resto del equipo, elaborar algunos de los platos que hacen las delicias de multitud de comensales llegados de un sinfín de países. Y eso que él de pequeño no quería ser cocinero. En su mente barajaba dos opciones: periodista o fisioterapeuta. Pero al final se decantó por intentar hacer feliz a la gente igual que sus padres, ambos cocineros. Él en El Lagar de Milagros y ella, en el mesón Nuevo Coto. Así que tras acabar sus estudios en el colegio Vera Cruz se mudó a la escuela de cocina de Soria.
Poco después de aterrizar en tierras sorianas, Luquero se dio cuenta de que no se había equivocado y de que los fogones se le daban bastante bien. Si hasta ese momento tenía que meter muchas horas para aprobar, aquí sobresalía sin estudiar demasiado. Pronto empezó a leer más, a ver vídeos, a querer saber más o a interesarse por la gastronomía de otros países. Del grado medio saltó al superior. Primero hizo prácticas en el Hotel Alfonso VIII de Soria y luego en Baluarte, cuando aún no tenía la estrella Michelin.
Después recaló en Aranda. Más concretamente en La Parrilla. Tenía 21 años y, según relata, en la fiesta de fin de año su primo le dijo que debería estar viajando y comiéndose el mundo. Aquella conversación le marcó y le llevó a cambiar de rumbo. Tanto que acabó en el afamado Akelarre, con Pedro Subijana al frente. "Me encantó experimentar y conocer a tanta gente", detalla Luquero, que al finalizar ese año de prácticas al que se había comprometido volvió a echar currículums centrado en dos destinos: Madrid o Barcelona. A su juicio, junto con el País Vasco, representan tres de los grandes lugares a nivel de gastronomía. Poco después, emprendió una nueva etapa profesional en el madrileño Triciclo. "Llevaban dos años, pero ya estaban en boca de todos", recuerda. Hizo una prueba y apenas un día después le llamaron para sumarse al equipo. Allí disfrutó de lo lindo y pasó tres años, marcado por el rumbo que le imprimió Javier Goya, uno de sus referentes.
Ya solo le quedaba Barcelona para completar su triángulo. Llegó la pandemia y tuvo que afrontar algún que otro cambio, pero también recibió la llamada de Disfrutar. Le dijeron que tenían sitio en su otro establecimiento, en el Compartir de Cadaqués. Luquero aceptó y volvió a hacer las maletas.
Apenas un año y medio después, a finales de 2022, llegó el ansiado momento con el salto a Disfrutar. Más concretamente, al equipo de creatividad e I+D. "El reto era mayúsculo, era algo totalmente nuevo para mí", subraya, sabedor de que "la creatividad se trabaja, ya que hay poca gente tocada por la varita". Aunque su primer año fue muy duro por una pérdida que le "trastocó", logró salir adelante con el apoyo de sus compañeros. En paralelo, los logros no tardaron en llegar. El año pasado, Disfrutar fue elegido como el número dos del mundo, recibieron tres estrellas Michelin y ahora rozan la gloria como flamantes números uno. Luquero se muestra contentísimo y afirma que "es como ganar la Champions".
Planes de futuro. Entre los retos que afronta figura abrir no uno sino tres restaurantes. Aún no sabe cuándo, pero sí que uno será en Aranda, donde ve "mucho potencial", otro en México (el país de su pareja) y el tercero está por ver si en Madrid o Barcelona. "Siempre he querido hacerlo, llevo tiempo dando vueltas y pensándolo con calma", concluye esperanzado.