Parece cosa del pasado, pero los grupos radicales siguen utilizando de comodín el fútbol para cometer actos violentos en los prolegómenos de los partidos. En Burgos no han sido muchos, pero lo suficientemente graves como para que incluso la Fiscalía Provincial haya encendido las alarmas. En la última memoria, el Ministerio Público lamenta que existan vándalos que enmascaren con el deporte actitudes supremacistas, racistas y de ideología política extrema.
Invita, además, a una reflexión colectiva que no sólo abarca a los clubes y aficionados. Reclama medidas efectivas para expulsar a estos individuos y también para incrementar la vigilancia sobre ellos.
Las riñas tumultuarias en la capital en los últimos años antes de partidos de fútbol, especialmente la ocurrida entre aficionados del Zaragoza y del Burgos, en la que también participaron miembros de los llamados Indar Gorri del Osasuna de Pamplona, han sido suficientes como para que la Fiscalía Provincial haya decidido alzar la voz. Ya no sólo por la gravedad de los episodios vididos, sino porque consideran de «especial trascendencia» intervenir contra la violencia en el deporte.
En la última memoria publicada por el Ministerio Público, los fiscales burgaleses muestran su preocupación por que los hinchas futbolísticos hayan utilizado la plataforma del balompié para protagonizar unos actos vandálicos que, aclaran, no sólo están vinculados a la pasión por unos colores, sino porque «detrás de esa apariencia se enmascaran motivos meramente ideológicos, xenófobos, racistas y supermacistas».
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