Un incendio en la explotación avícola Sagredo de Briviesca dejó ayer una estampa totalmente desoladora. Alrededor de 50.000 gallinas ponedoras murieron asfixiadas por el fuego que se desató en torno a las 14.20 horas y que arrasó en su totalidad la nave en la que se encontraban los animales, el almacén, el centro de clasificación y toda la producción en marcha. Los bomberos de la ciudad, con el apoyo de efectivos de los parques de Belorado, Oña y Miranda, lograron salvar de las llamas y el humo al resto de animales -en torno a 75.000- que se encontraban en otros dos pabellones. Por fortuna, no hubo que lamentar daños personales.
Los múltiples avisos de conductores que circulaban a esa hora por la carretera de Cornudilla (CL-632) alarmaron primero a la Policía Local, que se personó en el conocido paraje Ronguilas, a unos 1.500 metros del casco urbano. Minutos después se trasladaron efectivos de la Guardia Civil y los bomberos briviescanos, que tras comprobar la delicada situación, solicitaron refuerzos. Más de una veintena de profesionales y voluntarios participaron en unas labores de extinción «bastante complicadas debido a las fuertes rachas de viento», aclaró a este medio el jefe del parque de la ciudad, Jesús Losúa.
A pesar de los esfuerzos, el fuego se propagó con «mucha rapidez y afectó a tres naves». Nada pudieron hacer por las aves de una de ellas ni tampoco por una cosechadora, un tractor y una cargadora estacionadas en el almacén. Sin embargo, otros vehículos situados en el mismo lugar corrieron mejor suerte gracias a uno de los bomberos que consiguió sacarlos al exterior de las instalaciones. El área más afectada por las llamas fue la de producción y fuentes cercanas a la familia explicaron a este periódico que por el momento desconocen a cuánto ascienden las pérdidas, aunque se lamentaban de que eran «incalculables».
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