La Indicación Geográfica Protegida (IGP) Morcilla de Burgos espera culminar el presente año con alrededor de 3 millones de unidades etiquetadas y comercializadas frente a los 2 millones del pasado año. Este buen dato confirma que el producto tradicional diferenciado continúa ganado mercado entre los consumidores y garantizando el sostenimiento de una industria alimentaria localizada en la provincia de Burgos.
Este es el sentir generalizado en la asamblea general de IGP Morcibur, celebrada la pasada semana en la Casa del Empresario, y que ratificó el nombramiento de Maribel Martín Cabestrero, gerente de Morcillas El Revillano (Aranda de Duero), como presidenta del órgano de gestión de la IGP.
Martín sustituye a Roberto da Silva al frente de este proyecto, que inicia una nueva etapa de madurez, superado más de dos décadas de proceso fundacional, en la que se va a trabajar por la unidad de todos los productores de la provincia en torno a esta marca de calidad, para beneficio de todos ellos y de la gastronomía burgalesa.
Actualmente, la IGP agrupa a doce empresas agroalimentarias especializadas en la elaboración de la morcilla con los ingredientes y los procedimientos tradicionales fijados en la IGP y protegidos por Europa: cebolla horcal, manteca o sebo, arroz, sangre, especias y sal.
«La evolución de nuestro proyecto es muy positiva. Estamos centrados en el fomento y promoción de este alimento, esa es nuestra misión. Las cifras con respecto al pasado año son casi el doble y confiamos en que en los próximos años sean muchísimo más elevadas», sentencia la nueva presidenta de la IGP.
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