En la Casa de Dementes Santa Isabel de Leganés vivieron enfermos psiquiátricos de toda España con historias, muchas escalofriantes. Los psiquiatras Olga Villasante, Ruth Candela, Ana Conseglieri, Paloma Vázquez de la Torre, Raquel Tierno y Rafael Huertas investigaron sobre esta institución, inaugurada en 1851 y cerrada en 1991, y llevaron a un libro las misivas que sus enfermos creían enviar al exterior, pero que nunca traspasaron sus muros. La directora de Carro de Thespis, Esther López Sobrado, dio con la publicación editada en 2018 y con Eugenio Cabrejas y Eladio Martínez adaptó una parte como texto dramático, el más comprometido de los representados desde 1988 por el grupo teatral aficionado de la comarca. Cartas desde el manicomio será el montaje número dieciocho que estrena el grupo. Lo hará el próximo sábado en el teatro de Villarcayo.
La escritura se consideró terapia en muchos problemas de salud mental. También servía de apoyo a los médicos para lograr un diagnóstico de sus pacientes. Los enfermos de la Casa de Dementes de Leganés escribieron cartas que López Sobrado describe como «una pasada» o «alucinantes». «Generalmente iban dirigidas a familiares a los que acusaban de haberles encerrado allí o a los que pedían que les sacaran» por las condiciones de vida que sufrían, relata la directora de Carro de Thespis. En otros casos querían llegar a jueces o directores de prisiones, a los que solicitaban la revisión de su caso.
Para escribir el texto eligieron, tras mucho trabajo y análisis, seis enfermos, tres hombres y tres mujeres, «las tres en situaciones terribles», como era el caso de la mayoría de las féminas. Ellos son un abogado de La Habana, el secretario de Benito Pérez Galdos y un joven que introduce "aire fresco» en la obra. Fueron escritas entre 1860 y 1945. Solo el 8% de los enfermos que entraban en Santa Isabel salía de allí con el alta médica. El 92% restante moría en el centro.
solo un certificado médico. «Con esta obra pretendemos que se reflexione sobre la salud mental y su evolución», explica López Sobrado, quien recuerda como desde 1931 hasta 1986, solo un certificado médico era suficiente para internar a una persona en un centro psiquiátrico, aún sin contar con el consentimiento del propio enfermo ni de su familia.
«En esas circunstancias también era muy habitual quitarse a alguien de en medio, si molestaba», añade la directora de la obra, quien recuerda el caso de Gustavo Durán Martínez, compositor y militar de la Generación del 27, cuya madre acabó ingresada en un centro por su marido y padre del autor, después de haberle dado 5 hijos, a los que terminó cuidando su amante.
«El mundo de los problemas de salud mental siempre me ha interesado, quizás por la reclusión que han vivido los enfermos o por la presencia de locos en el mundo del arte», relata Esther López. Por este motivo, no dudó en tratar de sacar provecho dramático al libro Cartas desde el manicomio. Incluso realizó una videoconferencia con sus autores, muy contentos de que su trabajo de investigación fuera a tener un pequeño reflejo sobre los escenarios. Tanto es así que dos de ellos, Olga Villasante y Rafael Huertas estarán en Villarcayo el sábado, a las ocho de la tarde, para presenciar un estreno, que patrocinan el Ayuntamiento de Villarcayo y la Diputación y cuyas entradas gratuitas se podrán recoger a partir de mañana en la Oficina de Turismo o en la Casa de Cultura.
Con Cartas desde el manicomio, Carro de Thespis persigue devolver la voz a quienes se vieron silenciados, recuperar esas palabras «muertas» que nunca llegaron a su destino, pero de forma universal a todos los enfermos de salud mental. A la vez, persigue «poner de manifiesto la exclusión y el maltrato al que se ha sometido históricamente a locos y locas». El grupo guarda con celo el contenido de las cartas que revelará en su nueva obra. Durará entre 55 y 60 minutos. Tanta dureza no se podía alargar más. Los actores contarán lo que aquellos enfermos creyeron un día que se escucharía.