El cuento de nunca acabar. En eso se ha convertido el problema de las filtraciones de agua que sufre la cubierta de la estación de tren Rosa Manzano desde casi su puesta de largo. Y todo ello a pesar de que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias se afanó por solventar esta cuestión de cara a la llegada del AVE a Burgos el pasado mes de julio.
El Adif, previa tramitación de un año y medio, adjudicó a una firma navarra la reparación de la cubierta de la terminal por 72.746 euros. La compañía, tras meses dilatando el inicio de la actuación, se apresuró durante las semanas previas a la inauguración de la alta velocidad a montar un gran andamio en el interior del edificio para evitar unos problemas que se venían arrastrando desde hacía años.
Sin embargo, las fuertes e intensas precipitaciones que han caído este mes de mayo sobre la ciudad de Burgos -como la de ayer por la tarde- han terminado por mostrar las débiles costuras de la cubierta.
Al menos dos cubos y dos carteles advierten de forma recurrente a los viajeros de la presencia de goteras cuando arrecia la lluvia, que amenazaba con provocar un resbalón a algún que otro despistado (...).
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