Los fuertes dispositivos policiales de los últimos años han erradicado casi por completo las novatadas en la ciudad. Pero incluso con un férreo control hasta por el aire se han visto en los últimos días a chavales que recién comienzan su etapa universitaria con bolsas de basura a modo de sudadera y la cara llena de harina. Por eso el cuerpo municipal no baja la guardia, ni mucho menos.
Esta semana las patrullas de la unidad de seguridad ciudadana han estado muy atentas de los diferentes puntos marcados en rojo, pero será a partir de hoy cuando el operativo se redoble. Decenas de agentes, algunos de paisano, unidad canina y drones (si las condiciones climatológicas permiten el vuelo), blindarán la ciudad contra los ritos iniciáticos.
Tras las dificultades encontradas en 2022 y, sobre todo, el año pasado, las novatadas ya no son tan visibles como antes. Los estudiantes saben que se juegan no sólo un castigo por parte de la Universidad de Burgos, sino que además algunas prácticas pueden tener consecuencias penales, tal y como advirtió hace unos días el subdelegado del Gobierno en Burgos, Pedro de la Fuente. No cabe duda de que siguen existiendo, pero se han cambiado la forma de hacerlas.
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