Aunque hace ya algunas semanas que el Grupo Municipal de Cs ha dado síntomas de haber abandonado el bloque de centro-derecha para situarse en una posición de colaboración con el equipo de Gobierno, como así ha quedado evidenciado con su apuesta por desbloquear tanto la reforma de la Plaza Santiago como después con la Ordenanza de Movilidad, este cambio de estrategia de la formación naranja parece ir más allá de estos apoyos puntuales y podría traducirse en un acuerdo con el PSOE para aprobar el Presupuesto, que viene prorrogándose por falta de una mayoría suficiente desde el año 2017.
Dar por hecho un acuerdo cuando aún la negociación está muy abierta resulta precipitado, pero en Cs ya no se esconde públicamente que se está en conversaciones con el equipo de Gobierno. Y lo que es sustancialmente más importante, en privado tampoco se oculta que en su ánimo está tratar de consensuar un Presupuesto con el PSOE. Algo que incluso en el PP da la sensación también de que poco a poco se va digiriendo.
Una vez que parece desactivada en el corto plazo cualquier opción de una moción de censura y que los ediles de Cs habrían interiorizado que su momento ya pasó y que los votos que recibieron en mayo fueron para ejercer de llave y no para obtener la Alcaldía, la formación naranja quiere que los burgaleses vean en ellos a un partido útil y que piensa en clave de ciudad. Y entienden que la mejor manera de hacer rentables a sus cinco concejales es tratando de imponer al Ejecutivo del PSOE medidas de su programa electoral. De hecho, ya le han hecho entrega de una propuesta amplia.
Ese es el sentir mayoritario del grupo municipal, pero también es cierto que no se sabe si es del todo unánime ya que en los últimos meses se han percibido importantes diferencias entre el criterio del portavoz de la formación naranja, Vicente Marañón, y el resto de los ediles de Cs. El primero de ellos mostrándose siempre muy próximo a la estrategia del PP, mientras que los otros cuatro concejales no compartían una posición que entendían que les situaba como gregarios de los populares.
Si bien es cierto que en las últimas semanas se ha producido una mayor cohesión del grupo municipal y parece que el entendimiento es más fluido, lo cierto es que Marañón, que es el portavoz de Cs en el Ayuntamiento, despista incluso a los suyos. De hecho ayer afirmó, tras serle preguntado por el Presupuesto por los elogios del alcalde, Daniel de la Rosa, hacia su formación, que los interpreta como «una declaración de interés, nada apasionada, sin amor». Y recriminó a los socialistas que intentaran torpedearles cualquier acuerdo con el PP durante la pasada legislatura.
Lo que será importante ver en las próximas semanas es si el grupo de Cs trabaja en bloque para conseguir el acuerdo o si las heridas que ahora están cerradas se reabren. Y aquí también tendrá que hablar la dirección provincial del partido. Lo que sí se descarta en Cs es entrar en el Gobierno para formar parte de una coalición.
Las próximas semanas serán claves.