La mañana del domingo 2 de marzo se levantó gris y con una ligera lluvia. No había ni un alma por la calle mientras, en una casa de la calle Duero de Aranda, una familia de ecuatorianos se arreglaba para ir a misa de 11. «Estábamos preparando el desayuno para los niños y, al mirar por la ventana de la cocina, vi que una señora mayor abría la ventana. Me llamó la atención porque estaba lloviendo, y entonces sacó como una sábana y la sacudió», relata Mario César Mijas la escena que propició un final feliz para una lluvia de billetes.
Por su buena vista, «gracias a Dios» apostilla, comprobó que los papeles que volaban eran dinero y bajó corriendo a recogerlos. «Y empiezo a juntar, a juntar, a juntar, lo junté todo y entonces volvió la señora a asomarse y tiró otro taco de billetes», recuerda aún con asombro. Con todo el dinero en la mano, sin contarlo ni nada, llamó al 091 para dar el aviso. «La Policía Nacional me dijo que no me moviese de donde estaba y en diez o 15 minutos llegaron», afirma este buen ciudadano, que lleva algo más de dos años residiendo en Aranda con su mujer y sus hijos, de 10 y 15 años.
Ahí terminó la intervención de Mario, que entregó el fajo de billetes a los agentes de la Comisaría de Aranda, nada menos que 1.810 euros en 83 billetes de 20 y 10 euros. A partir de ese momento, comenzó una investigación complicada para localizar a la dueña. «Había billetes en la repisa de una ventana y preguntaron en esa vivienda, donde les dieron que desde ahí no habían tirado nada, pero que había una vecina que ya había hecho otras cosas parecidas en el pasado», explican fuentes policiales.
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