La proliferación de pisos turísticos no ha encontrado todavía techo en Briviesca y son varios los propietarios de viviendas que se plantean alquilarlas por corta estancia. El aumento de visitantes en la zona que aprovechan a pernoctar en el municipio más poblado de la comarca burebana ha generado que este tipo de negocios se dupliquen en tan solo cuatro años, pasando de los cuatro que comenzaron a operar en 2019 a los ocho que funcionan en la actualidad, una cifra que multiplica por dos la oferta de hoteles.
Según Ángela Molina, dueña de dos de estos apartamentos, la localidad es un «punto de descanso para los turistas. Vienen, hacen una visita, pasan una noche o dos y se van. Al cabo del año recibimos a muchísimas personas que pernoctan aquí para, después, continuar su ruta». En 2019 apostó por destinar uno de sus inmuebles al sector turístico y aunque confiesa que la competencia «cada vez es mayor, se trabaja bien». Tanto, que en el mismo año solicitó una segunda licencia de actividad.
La persona encargada de gestionar el negocio La Vie en Rose, que prefiere mantenerse en el anonimato, comenta que «fue una alternativa al alquiler tradicional y el balance de estos años es muy positivo, a pesar de que Briviesca no se posiciona como un destino demasiado turístico». El hecho de que tan solo operen -y algunos por temporadas- cuatro hoteles y hostales en una ciudad que supera los 35.000 viajeros «invita a que muchos opten por arrendar un piso entero durante un fin de semana, por ejemplo», añade.
Hugo Branco, gestor del apartamento turístico Viajero, aclara que, en su caso, el arranque del negocio no ha ido como esperaba. Eligió el 4 de diciembre del pasado año para abrir a los visitantes las puertas de su casa, un mes en el que el turismo en general baja -a excepción de los días del puente- y declara que solo atendió huéspedes «seis días». No obstante, esperará a que pase el verano para «hacer cuentas y comprobar si le sale rentable».
Los interesados en abrir pisos turísticos en la ciudad tendrán primero que presentar una solicitud de licencia ambiental acompañada de un proyecto de la actividad en las oficinas municipales, que acredite el cumplimiento de la normativa aplicable en el registro del Consistorio briviescano. Una vez que se haya concedido dicho permiso, la vivienda tendrá que ser inscrita en el Registro de Turismo. El número identificatorio de la casa tendrá que constar en la comercialización que se haga en las plataformas digitales o en la publicidad. La Junta, que es quien gestiona este tema, regula las viviendas de uso para visitantes para evitar así el intrusismo en este sector y promover una oferta distinta y de calidad.
Otras opciones. En cuanto a los alojamientos más tradicionales, Briviesca cuenta con dos hoteles, el Vallés (es el de mayor capacidad y dispone en su recinto de dos hospedajes distintos con 47 y 22 plazas) y el Isabel (de 38 plazas distribuidas en 21 dormitorios). También del hostal La Vid, que reabrió el pasado año con 18 habitaciones -individuales, dobles y triples- que cuentan con baños privados y compartidos, sin posibilidad de desayunar. Como viene siendo habitual en estas fechas, el restaurante del Vallés permanecerá cerrado hasta el 16 de febrero y el servicio de habitaciones funcionará a partir del 1 de marzo. El hostal La Casona, que ha funcionado meses atrás, mantiene las puertas cerradas y no atiende a llamadas telefónicas ni reservas de habitaciones.