El Ayuntamiento, en colaboración con los colegios profesionales de aparejadores, arquitectos e ingenieros de edificación, lleva tiempo preparando la ordenanza municipal que regirá la puesta en marcha de la Inspección Técnica de Edificios (ITE). Una normativa que afectará a aquellos inmuebles con más de 40 años de antigüedad, que deberán volver a superar un nuevo examen al cabo de otra década.
Pero no todos ellos tendrán que pasar la inspección en cuanto entre en vigor la ordenanza o en su primer año de vigencia. El presidente del Colegio de Arquitectos de Burgos, Félix Escribano, avanzó ayer que se establecerán plazos para las revisiones en función de la edad de los edificios y empezando por los más antiguos, que serán los del centro histórico. «Se hará progresivamente en distintas anualidades», explicó, al tiempo que comentó que, aunque no existe una fecha para su aprobación, «entiendo que será en breve».
Escribano reconoció que el Ayuntamiento ha empezado «tarde» la elaboración de dicha normativa, que ya se aplica en otras ciudades de la región como Valladolid. En este punto, el nuevo decano del Colegio de Arquitectos de Castillla y León Este (Coacyle), Gregorio Alarcia, destacó el elevado índice de cumplimiento que está teniendo esta medida entre los ciudadanos vallisoletanos. Y, a modo de ejemplo, explicó que el desembolso de unos 5.000 euros que han realizando algunos vecinos se ha traducido en un ahorro de 1.000 en calefacción el primer año.
Para Alarcia, la aplicación de esta norma es una cuestión de concienciación social. «Cada habitante es el que tiene que preocuparse por el mantenimiento de sus edificios», afirmó, haciendo referencia a que esta «cultura» sí se da en otros bienes como los vehículos. A pesar de todo, consideró que su aplicación en la comunidad está resultando «lenta» y recordó que se trata de una competencia municipal para cuyo desarrollo la Junta habilitó, tras aprobar la ley, una «línea» preparatoria dirigida a los ayuntamientos.
En su primera comparecencia pública tras las renovación de la Junta de Gobierno de Coacyle, el representante de la demarcación de Valladolid, que ha sustituido en el cargo a David Dobarco, reconoció la «gran caída» que ha sufrido la profesión con el estallido de la burbuja inmobiliaria. Algo que les ha obligando a reorientar su trabajo hacia las ITE y las certificaciones energéticas de edificaciones para reducir las emisiones de CO2, si bien la aplicación de estas últimas es a largo plazo.
Sobre el mismo asunto incidió la nueva vicedecana del colegio regional, y miembro del burgalés, Sara Gayubo, que admitió que «es difícil que vuelva aquella época de gran volumen de obra nueva». Por ello, consideró necesario recuperar el terreno al que en los últimos años «se había dado un poco de lado». «Somos los técnicos más especializados en el sector de la construcción», manifestó.
Los nuevos directivos de Caoacyle, que incluye a Valladolid, Burgos, Ávila y Segovia, también subrayaron la necesidad de acercar su trabajo a la sociedad, así como de mejorar la coordinación entre las distintas provincias.