Los repartidores del centro de Aranda coinciden en que las nuevas medidas para controlar el acceso a las zonas peatonales que entraron ayer en vigor suponen una presión mayor para su trabajo. La limitación horaria no se adapta a sus necesidades y no son capaces de finalizar su cometido en el tiempo establecido por la normativa.
Aseguran que el cierre, impuesto a las 11 de la mañana, es demasiado precipitado. «Si las tiendas abren a las 10 solo contamos con una hora efectiva para poder llegar a todos los establecimientos. Resulta imposible». Solicitan que se añada más tiempo, con el objetivo de que esto les ayude a cumplir las actuales disposiciones.
A esta situación se suma que algunos de los puntos en los que tienen que llevar a cabo una entrega se encuentran en lugares que solo permiten el acceso a pie. «Si tenemos que llevar 30 o 40 paquetes a un sitio y no podemos hacerlo con la furgoneta, supone hacer más viajes andando... y eso es más tiempo que perdemos». Los trabajadores muestran su descontento ante esta situación y explican que si reciben demasiadas multas en el cumplimiento de su labor tendrán que plantearse «cambiar las rutas de transporte, dejando de lado Aranda, o hacer parones para que se escuchen sus reclamaciones».
Una de las cámaras de control de la zona centro de Aranda. - Foto: Alberto RodrigoTodos afirman que han sido informados con el tiempo suficiente de las nuevas normas y que no les ha supuesto ninguna dificultad conseguir el distintivo que les permite acceder a las zonas peatonales. El problema para ellos está relacionado con que, a pesar de haber manifestado su descontento con el horario, no se les ha tomado en cuenta. Muchos de los conductores vienen desde Burgos, Valladolid o, incluso, Madrid, y «no entienden el porqué de una limitación tan estricta cuando en la capital de la provincia pueden entrar con la furgoneta a lo largo de toda la mañana».
Algunos de los transportistas aseguran que ya han solicitado a la Policía Local que se les permita circular durante más tiempo por las zonas limitadas, aunque no «saben cómo van a actuar en este sentido», y si van a hacer la vista gorda en casos puntuales. Esperan que, finalmente, se encuentre un punto medio que pueda beneficiar a ambas partes y aseguran que «la medida sería positiva si se tienen en cuenta las necesidades relacionadas con el horario comercial arandino».
Por su parte, los repartidores que tienen que llegar a bares y restaurantes se sienten muy presionados por la normativa municipal.Sin zonas de carga y descarga que puedan utilizar y con restricciones horarias de acceso al centro no pueden completar el reparto y se ven forzados a estacionar en lugares no permitidos, exponiéndose a multas de la Policía Local.
Para muchas de las tiendas es imprescindible contar con este tipo de servicios que les permita recibir paquetes durante su horario de apertura, ya que no tienen la posibilidad de comenzar antes su jornada. En otros casos, los propios establecimientos son quienes han solicitado el acceso de sus vehículos para introducir la mercancía hasta sus locales.