La niebla envuelve el refugio de la antigua estación de esquí de Lunada a 1.300 metros de altitud. A apenas medio kilómetro de distancia reina la claridad. El clima es «hostil» allá arriba. Así lo califica Txus Riezu, el nuevo concesionario de las instalaciones del Ayuntamiento de Espinosa de los Monteros desde el pasado verano, quien ha llegado a contar 25 grados menos en el refugio que abajo, en la villa espinosiega. Lunada ya no es una estación de esquí, aunque la cartelería en el desvío de la BU-572 se mantiene. Ninguna administración quiere realizar la millonaria inversión que sería necesaria para poner en marcha los remontes en un clima cada vez más cálido y donde la nieve esquiva muchos inviernos.
Txus Riezu está tratando de impulsar un nuevo proyecto, un Lunada reiventado para el ocio bajo techo, como refugio para los más aventureros y cobijo para quienes deseen tomar un tentempié en medio de este paraíso de montaña, al borde del límite con Cantabria. Va despacio, admite, por dos motivos. Porque ha de ir entendiéndose el nuevo concepto del edificio más allá de la nieve y porque el periodo de la concesión es corto para meterse en inversiones. «Necesitaría una concesión de, al menos, 10 años, para volcarme en invertir», explica.
Ahora tiene un contrato que vencerá en julio de 2025 y se puede renovar dos años más hasta 2027. Si llega esa concesión a largo plazo, avanza que le gustaría habilitar un área de autocaravanas o infraestructuras de ocio en el exterior que resistan al clima extremo de montaña. Ahora, la oferta del edificio de Lunada comprende el alojamiento como refugio de montaña por primera vez en su historia.
Cuenta con 16 plazas ampliables, aunque el inconveniente es la existencia de solo dos baños para todos los huéspedes que pueden dormir por solo 20 euros o tener pensión completa por 55. En la cafetería siempre les esperará bebida y comida y donde antaño se alquilaban esquís y trineos, en la planta baja, se encuentran ahora las oportunidades para divertirse y sofás para charlar.
En la cafetería hay karaoke con pantalla gigante y en la zona de ocio se reparten el billar, los dardos, la rana, los juegos para adultos o la primera zona de la provincia para el lanzamiento de hachas. Lunada atrae a senderistas y amantes de la montaña o de la aventura que oferta la empresa de Riezu en el cercano portillo de la Sía. Allí se encuentra la cueva donde durante cinco horas se pueden practicar espeleología, descenso en rapel, escalada y vía ferrata. Pero el empresario también quiere invitar a los vecinos de Espinosa y su entorno a «echar la tarde y disfrutar de la zona de ocio» en el refugio, rebautizado como Lunada Park. Se muestra abierto incluso a «escuchar ideas» y tratar de adaptar las instalaciones a las peticiones de sus clientes.
En verano, a pesar de que la niebla, eterna niebla, juega muy malas pasadas por las tardes, tratará de volver a instalar en el exterior un circuito de aventura, un rocódromo y una tirolina. Asimismo, planea conciertos y eventos con coches clásicos y otros protagonistas. Lunada se está adaptando a su nueva vida sin esquí tras una década convulsa. Y es que desde que la empresa Detulsa renunció a su gestión en diciembre de 2013 ante la decisión del nuevo gobierno de cobrarle un canon de casi 6.000 euros que se había condonado en los más de 25 años de la concesión, la estación solo abrió cuatro inviernos, de 2016 a 2019, con Snow Mountain.