El presidente de la Diputación Provincial de Burgos, Borja Suárez, confía en que las obras del futuro centro de recepción de visitantes de Clunia terminen «previsiblemente» a finales de este año, para comenzar con su equipamiento en 2025. Por ahora, Tragsa, la empresa que se hizo cargo de la construcción tras rescindir el contrato a la anterior adjudicataria, ha acometido el 60% del edificio.
Según detalla Suárez, la cimentación es una de las partes más complejas y ya se ha realizado. «Se recuperó en buena medida lo que ya había, teniendo en cuenta que un edificio expuesto tanto tiempo y sin acabar sufre. Lo que se hizo fue protegerlo y empezar otra vez», precisa el presidente de la Diputación de Burgos, al tiempo que indica que en verano llevarán a cabo «unidades de remate».
Suárez apunta que la obra «va al ritmo que sabíamos que iba a ir» y, más allá de un plazo u otro, defiende que lo importante «es hacerlo bien». Máxime después de «las vicisitudes» que han acompañado a este proyecto, que define como «el más importante a nivel de puesta en valor de nuestro patrimonio». Aunque el futuro centro de recepción de visitantes de Clunia comenzó «con buen pie», pronto surgieron las complicaciones. Suárez se refiere al descubrimiento de un tramo de la calzada de acceso a la ciudad romana de Clunia que apareció en los sondeos previos, lo que obligó a cambiar la ubicación del edificio. Después, con la irrupción de la pandemia de coronavirus, «se paró la obra» y se rescindió el contrato «porque la empresa no estaba cumpliendo con las condiciones». Entre unas cuestiones y otras, los trabajos, que arrancaron en 2018 y cuentan con una inversión que supera los cinco millones de euros, han sufrido una paralización de tres años.
De manera paralela a estas obras, el presidente de la Diputación de Burgos sostiene que «hay que empezar a hablar del proyecto museístico, que ya se puede comenzar a diseñar» y que permitirá comprender la ciudad romana de Clunia. Para ello, está previsto emplear realidad virtual o tecnología inmersiva, entre otros elementos. Según Borja Suárez, «los museos se están transformando permanentemente y la experiencia de visita es diferente», por lo que aboga por trabajar «para hacer un contenido dinámico» que permita interpretar «lo que luego el visitante ve en la ciudad romana de una forma novedosa».
Pero no sólo eso.Este proyecto museológico, además de servir para entender cómo era y cómo se vivía en Clunia, también recogerá toda la oferta de promoción del yacimiento en torno a dos claves. Por un lado, el segundo plan director. Y, por otro, el plan de sostenibilidad turística que abarca a varios pueblos de la zona y que se impulsará de inmediato gracias a una ayuda de fondos europeos.
Al final, como subraya Suárez, «nuestro interés no es que Clunia sea un parque de atracciones, sino que esta ciudad de 100 hectáreas tenga un recorrido científico a lo largo de las próximas décadas, que permita a universidades y científicos analizar en torno a la arqueología de Clunia qué pasó aquí y qué supone Clunia en el mundo romano». Obviamente, también «es un recurso turístico que tiene que beneficiar a la zona». Y, a juicio de Suárez, «los dos usos son compatibles».