El presidente de Endesa, Borja Prado, anunció ayer tras la Junta de General de Accionistas de la compañía, coopropietaria de Garoña junto con Iberdrola, que se solicitará la autorización de explotación para una posible reapertura de la central nuclear de Santa María Garoña. «Estamos tomando todas las medidas oportunas que son necesarias, capitalizando la compañía. Lo que pasa es que depende mucho del Gobierno, más que de nosotros», afirmó Prado, quien con sus declaraciones dejó claro el peso que la reforma del sector eléctrico que prepara el Gobierno tendrá sobre el futuro de la central nuclear del Valle de Tobalina.
El consejero delegado de Endesa, Andrea Brentan, matizó que las razones económicas que motivaron la parada de Garoña en diciembre de 2012 «han desaparecido», debido a que el Gobierno del PP aclaró la redacción de la Ley de Medidas Fiscales para la Sostenibilidad Energética y concretó que el nuevo impuesto sobre el combustible nuclear gastado no será retroactivo y en el caso de Garoña comenzará a pagarlo una vez comience de nuevo a funcionar y a irradiar combustible.
Pero fuentes de la empresa matizaron que la licencia se pedirá «con las actuales condiciones de mercado, por lo que la compañía podría cambiar de posición si se modifican o cambian». Brentan advirtió que en el futuro será necesario ver «cómo se desarrolla un mercado mayorista que hoy está totalmente distorsionado», por lo que parece que aunque se solicite la autorización de explotación, la reforma del sector eléctrico podría llevar a las compañías a renunciar a esa solicitud o seguir adelante con ella.
Nuclenor mantuvo ayer la cautela ante las declaraciones de Borja Prado y señaló que «aunque es una buena noticia, nosotros tenemos que esperar a que se celebre el Consejo de Administración y se tome una decisión firme». Mientras, Iberdrola, el otro cincuenta por ciento de Nuclenor junto con Endesa, prefirió no realizar a DB ninguna valoración sobre el futuro de Garoña ni lo dicho por los responsables de Endesa.
Fuentes del sector también advirtieron que antes de que la central arranque se deberán analizar las condiciones que fije el Consejo de Seguridad (CSN) en el informe sobre la reapertura. En mayo de 2013, el CSN ya indicó que para que Garoña arrancase de nuevo su reactor, Nuclenor debería afrontar todas las modificaciones de diseño que se le exigieron en el informe favorable de funcionamiento de 2009 a 2019; el programa de inversiones derivado de las lecciones aprendidas del accidente nipón de Fukushima; una inspección de la vasija que permita descartar el suceso acontecido en Doel (Bélgica); y un programa de inspección de los manguitos de las penetraciones de los mecanismos de accionamiento de las barras de control, de las soldaduras de la vasija y , en general, de todos los componentes internos sometidos a la inspección de servicio.
Todo preparado
Nuclenor deberá solicitar antes del 6 de julio la nueva autorización de explotación, dado que la modificación del Reglamento de Instalaciones Nucleares y Radioactivas aprobada el pasado mes de febrero le da oportunidad de hacerlo en el plazo de un año desde su cese definitivo, que fue firmado por el Ministerio de Industria en julio del año pasado. Lo que no tiene fecha es la puesta en marcha del reactor de Santa María de Garoña. Andrea Brentan aclaró que dependerá «del tiempo que se tome el CSN de estudiar la solicitud, de las inversiones que haya que hacer». «No está en nuestra mano, pueden ser tres meses o un año», añadió el presidente de Endesa, al ser consultado sobre el mismo extremo.
Mientras, la central de Santa María de Garoña tiene hace meses toda la documentación preparada para presentar ante el Ministerio de Industria, Energía y Turismo la solicitud de renovación de su permiso de explotación, previsiblemente hasta 2024, según indicó a Europa Press el portavoz de la central, Elías Fernández, hace varias semanas. En fechas recientes, Nuclenor realizó movimientos para avanzar en las reformas que la central precisa de cara al futuro, pero el retraso que acumula la reforma del sector eléctrico ha vuelto a ralentizar y casi paralizar estos trabajos, según ha podido saber DB.
Fuentes conocedoras del funcionamiento de la planta consideran que la central necesitaría entre nueve meses y un año para ejecutar todas las inversiones que le exigirá el CSN. Y lo que nadie sabe es si estos trabajos se ejecutarán a partir de que el CSN emita un informe favorable y el Ministerio de autorización a Garoña para su puesta en marcha, lo que retrasaría aún más el arranque de la planta, o se irán adelantando antes de conocer el veredicto final de ambos organismos.
Muchas incógnitas se ciernen todavía sobre la planta nuclear del Valle de Tobalina, a pesar del anuncio del presidente de Endesa. Quienes más las sufren son sus trabajadores, quienes aún siguen con gran incertidumbre el futuro de la planta, especialmente los de contratas que podrían seguir reduciendo sus plantillas.
Mientras tanto, Borja Prado reiteró que con el Gobierno existe un diálogo «cordial, constructivo, de tratar de solventar y ayudar». «En algunos casos el Gobierno nos ha escuchado y seguimos teniendo un trato muy cordial, nunca nos hemos encontrado una problemática de que no nos reciban. Ha habido ese diálogo, lo que no hemos conseguido ese diálogo de trabajo», concluyó.