La Policía Nacional de Aranda de Duero investiga los tres fuegos sucesivos que se registraron con apenas un par de horas de diferencia en tres portales distintos, dos de ellos ubicados en el barrio de Santa Catalina y el otro en El Ferial-Bañuelos, y lo hace con la hipótesis de que «no es algo casual». Mientras determinan la autoría de estos hechos y se analizan las causas, los vecinos de las calles Zazuar, Pedrote y Los Pozos coinciden en que quienes prendieron fuego el miércoles a los felpudos, que luego se propagó a las puertas de las viviendas, habrían empleado un bote de alcohol. «Aquí lo vaciaron entero, tendría medio litro», indicaba ayer un vecino de la calle Zazuar, que a su regreso a casa se encontró «con tanto humo que no se veía nada». Otra mujer del propio rellano relató que los posibles autores, que a juzgar por lo poco que pudieron ver podrían ser un par de jóvenes, «cogieron la propaganda que hay a la entrada y con ayuda de alcohol lo prendieron encima del felpudo». El susto fue monumental. Por suerte, unos se avisaron a otros al percibir un fuerte olor a humo y rápidamente salieron «con calderos de agua de la bañera» para apagar las llamas. No hubo que lamentar heridos. Sólo algún daño material.
En esta misma línea se pronunciaban ayer varios testigos del incendio que se registró en la calle Pedrote, el de mayor gravedad, ya que tres personas resultaron afectadas por inhalación de humo y dos de ellas tuvieron que ser atendidas en el Hospital de los Santos Reyes. Pues bien, los propios vecinos también vieron un bote de alcohol cerca de la puerta afectada por el fuego. Y en la calle Los Pozos, en el barrio de El Ferial-Bañuelos, se repitió la estampa. Allí, una de las residentes en el piso perjudicado por las llamas aseguró que «se dejaron un bote de alcohol, que se llevó la Policía». Por si fuera poco, realizaron una pintada dentro del ascensor con un insulto y la palabra «gorda». También en este caso un vecino vio «a dos personas». Y, del mismo modo, nada más oler el humo, los propios afectados abrieron la puerta y al ver las llamas corrieron a coger agua para extinguirlas. «Si no actuamos rápido se podía haber quemado todo. Ayer no pude dormir», admitía una joven.
En los tres casos, vecinos y testigos de lo sucedido subrayan que este tipo de sucesos «no habían pasado nunca» en ninguno de los dos barrios. No se explican el porqué y algunos de los afectados aseguran que «no tenemos problemas» y que tampoco se llevan mal con nadie. No obstante, hay quienes creen que algo tan «grave» como un incendio en la propia puerta de casa podría responder «a algo premeditado». «Da la sensación de que tenían el recorrido, sabían los portales, traían alcohol y han sido capaces de cometer estas salvajadas», enumeraba un vecino de Santa Catalina. Ante estas circunstancias, en algunas comunidades ya se plantean instalar cámaras dentro de los portales «por seguridad», además «de llamar a la Policía cuando veamos a alguien que no es vecino».
Inseguridad. Por su parte, el presidente de la asociación vecinal de Santa Catalina, Antonio Adeliño, lamenta que la sensación de inseguridad «por el vandalismo, el trapicheo, las pintadas o los okupas» cunde a la par que el hartazgo de los vecinos. Lo que eran «hechos puntuales» cada vez se dan con más frecuencia y, a su juicio, «lo peor es la sensación de impunidad». Así que advierte de que «o se pone remedio o mala pinta tiene».