Hoy entra en vigor el confinamiento de Sotillo de la Ribera decretado por la Junta de Castilla y León por sospecha de transmisión comunitaria al contar con al menos un 10% de contagios de su población, que en la localidad ribereña se traduce en 48 positivos en un censo que ronda los 430 vecinos. La decisión la comunicaba la consejera de Sanidad, Verónica Casado, primero al alcalde sotillano, Manuel Callejo, en el que encontraba colaboración, y después de manera pública.
Durante catorce días se van a limitar las entradas y salidas del municipios, salvo causas justificadas, además de restringirse la concentración de más de diez personas, se puede cruzar por el pueblo pero no detenerse y se cierran peñas y lugares de ocio. Unas medidas idénticas a las que el Gobierno regional viene dictando para otras poblaciones que ya han pasado por una situación similar, como sucedió primero en Íscar y Pedrajas de San Esteban, después en Aranda de Duero, y ahora en Sotillo y también en la Ribera del Duero pero vallisoletana Pesquera de Duero. Las medidas concretas se publican hoy en el Boletín Oficial de Castilla y León, momento en el que entran en vigor de manera inmediata.
Los vecinos de Sotillo no se mostraban sorprendidos al conocer la medida. De hecho, al preguntar a algunos qué les parecía que les hubiesen confinado, respondía resignados que ya llevaban varios días en esa situación. "Yo llevo dos semanas sin salir de casa, por precaución y responsabilidad", comentaba un hombre a la puerta de su domicilio, mirando hacia una calle desierta. Hasta tal punto se han tomado en serio el confinamiento voluntario que sugirió el Ayuntamiento de Sotillo de la Ribera al ver crecer el número de casos positivos entre la población que de los cuatro bares que hay en funcionamiento, ayer solo quedaba abierto uno de ellos. "Vamos a tomarnos la última antes de que lo cierren mañana", comentaba uno de los parroquianos que esperaban a la puerta para que reabriese en su horario de tarde.
El brote sotillano se circunscribe al ámbito social y los vecinos lo achacan a alguna de las muchas citas en los merenderos que abundan en el municipio, coincidiendo con los últimos días de agosto y los primeros de septiembre, que es cuando se tenían que haber celebrado la Virgen de los Prados. "El Ayuntamiento tenía que haber clausurado los merenderos, igual que han hecho con el parque, poniendo la cinta y se habría evitado mucho", se quejaba una vecina.
El alcalde sotillano, Manuel Callejo, ya había mostrado su preocupación en las semanas previas ante el incremento de positivos entre la población. "Llega tarde, esto se tenían que haber hecho hace dos semanas", reconocía Callejo, que aplaudía el civismo de la gran mayoría de sus vecinos a la hora de mantener las medidas de higiene sanitaria. "Aquí todos han respetado las distancias de seguridad y se veía a todos con mascarilla, de hecho van a pagar justos por pecadores, porque muchos llevan diez o quince días en una especie de confinamiento voluntario", insistía el primer edil sotillano.
Temor a la vendimia. Más allá de la resignación con la que se tomaban los vecinos el decreto de confinamiento de Sotillo de la Ribera, una preocupación acudía a la mente de muchos de ellos, ya que esta localidad ribereña tiene una importante superficie de viñedo además de varias bodegas elaboradoras, por lo que la vendimia supone un importante de temporeros. El mismo alcalde sotillano expresaba su preocupación por el inicio de las labores de cosecha en el campo y confiaba en que "todos tendrán que poner de su parte y evitar los riesgos para que esto no vaya a más".
Ante la coincidencia de que las dos localidades confinadas en Castilla y León desde hoy son netamente vitivinícolas, la propia consejera de Sanidad explicaba que se va a realizar un "seguimiento exhaustivo" de los temporeros en una zona en la que ahora se realiza la vendimia y aseguró que, con las medidas que hoy entran en vigor, no será necesario suspender la recogida de la uva, pese a que las entradas y salidas de ambos municipios quedan limitadas.