Zona sur reclama el derribo de la casa joven de Santa Dorotea

C.M. / Burgos
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El edificio, cerrado desde 2007, es irrecuperable debido a problemas en el tejado, lo que ha provocado humedades en el interior. Nuestro Barrio quiere que deje paso a una zona verde

El tejado del inmueble está en mal estado y el interior muy deteriorado. - Foto: Patricia

Hay inmuebles que dejan de tener uso y caen en el olvido pero el paso del tiempo hace mella en ellos hasta el punto que su deterioro es manifiesto y acaban por ser irrecuperables. Es el caso de la antigua casa joven de la calle Santa Dorotea, en San Pedro y San Felices. Desde la Asociación de Vecinos Nuestro Barrio urgen su demolición y que el espacio que ocupa dé paso a una zona verde, dado que no hay demasiado terreno y la parcela está limitada por dos calles. 

El presidente de la organización vecinal, Florentino González, pone sobre la mesa el estado ruinoso del edificio, algunas de cuyas ventanas están abiertas, lo que facilita la entrada de palomas. «El edificio está en ruina y no se le puede dar ningún uso, de modo que lo mejor es su derribo y que la parcela se destine a espacio verde. Como mucho se podrán poner dos bancos, dado que no da para más», apuntó. 

La humedad ha entrado en las paredes y en los elementos estructurales, lo que impide cualquier tipo de arreglo. Además, en su interior hay numeras barreras arquitectónicas que impedirían darle otro destino. En la puerta de acceso desde la calle hay un escalón y para subir al piso de arriba hay que hacerlo por una escalera y las dimensiones del edificio impedirían instalar un ascensor. 

Además para cualquier destino sería necesario modificar el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) al estar fuera de ordenación, lo que supondrá una compleja tramitación administrativa y no sería viable. 

La que en su día fuera casa de ferroviarios fue cedida por Renfe al Ayuntamiento, que la rehabilitó en 1998, al final del mandato del alcalde Valentín Niño, en cuyos inicios Javier Lacalle era concejal de Juventud para destinarla a casa de la juventud. El arreglo costó 80.000 euros (aunque se pagó en pesetas) y acogió una oficina de vivienda, un servicio de empleo, otro de préstamos, internet y fomento del asociacionismo. También contaba con un punto de información sobre oposiciones, cursos, becas, premios y concursos para los jóvenes, que era una referencia aunque luego se llevó al cívico de San Agustín.

Un año y medio después de su inauguración empezó a dar problemas de goteras que se fueron parcheando y finalmente se cerró en 2007. Desde ese momento no ha tenido uso y nada se habló hasta 2016 cuando se consignó una partida de 200.000 euros para su derribo y el de la Milanera. El segundo se demolió pero el viejo inmueble se 'indultó' por el PP al considerar que podía mantenerse aunque si determinar su uso.

De ahí que su destino final sea sí o sí el derribo para evitar desprendimiento de elementos a la vía pública y que el espacio que deje tras el derribo, que no es mucho, lo gane el barrio y se convierta en una zona verde.