Han pasado 15 años desde que los trenes dejaron de atravesar el corazón de la ciudad, pero el paso de tres lustros no ha sido suficiente para coser el trazado del bulevar. Ni siquiera el recorrido luce la misma estética y las mismas condiciones en todos sus tramos.
El actual Ejecutivo recupera ahora la ampliación del trazado hasta el barrio de El Pilar con una fórmula mixta definida como una primera fase de una actuación a largo plazo más cercana, de momento, al tramo de bajo coste impulsado por Javier Lacalle entre la Cellophane y el Hospital del Rey que a la idea original de los arquitectos suizos Herzog y De Meuron.
El Grupo Municipal del PSOE en el Ayuntamiento rechazó esta semana una intervención calificada de «cutre» y considerada contraria tanto al Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) como al plan director del desvío. La oposición ejerce su función en este asunto después de cuatro años al frente del Ayuntamiento en los que no atendió a la situación del bulevar.
Tampoco tomó la iniciativa en su momento para resolver la condición de desventaja del último segmento construido en la larga recta que seguían las vías del tren, ese vial que en el año 2024 cumplirá una década en funcionamiento sujetado con pinzas al PGOU por una justificación jurídica amparada en su momento por la provisionalidad.
Eran los tiempos del primer mandato de Javier Lacalle al frente del Ayuntamiento de Burgos. Aquella intervención low cost totalmente diferenciada de la estructura del resto del trazado urbano hizo equilibrios sobre el papel con la obligación de que en el futuro -nunca determinado- se materializara el planeamiento vigente sobre esos terrenos.
Eso significa que el tramo comprendido entre Cellophane y el giro que conecta con la calle Arlés y la Facultad de Humanidades aún debe adaptarse con todos los detalles al plan original. Y es que las conclusiones del informe que solicitó el PSOE a la Secretaría General del Ayuntamiento en 2014 sobre la legalidad de esta actuación fue favorable por su provisionalidad y porque no impedía el posterior desarrollo del proyecto suizo.
El tiempo pasa y el Ayuntamiento nunca volvió la vista para retomar una cuestión que tiene dos factores decisivos. La razón fundamental es económica, puesto que la adaptación del segmento mencionado a las condiciones del resto de la estructura requeriría un gran desembolso y ahora mismo también resultaría inejecutable, como en un 2014 condicionado por la regla de gasto.
De esta forma, en el futuro a corto y medio plazo solo se contempla la posibilidad de habilitar el carril bici en este tramo incompleto para conectar todo el recorrido del bulevar ferroviario.
El segundo motivo es la ausencia de desarrollo urbanístico en el sector presidido por el Camino de San Zoles, si bien en la otra orilla se encuentran el entorno de la Universidad de Burgos, de Las Huelgas y Parralillos.
Esta circunstancia provoca que en el futuro cercano puedan coexistir tres estructuras diferentes en el mismo trazado. De un lado, el corredor clásico presenta dos carriles por sentido -uno de ellos para reservado para el transporte público-, así como un carril bici, aceras amplias, paradas de autobús y la iluminación original del plan. De otro, el mencionado tramo de Cellophane hasta los antiguos depósitos de la CLH deja al descubierto el agravio existente entre segmentos al no disponer de servicio alguno una vez reducido este vial a un carril de circulación y a una estrecha acera en uno de los márgenes con un pobre alumbrado que rompe la estética del corredor.
Y es en este punto donde surge la tercera apuesta, la cual desarrollará el actual equipo de Gobierno ante las críticas de una oposición que considera el planteamiento previsto hasta el barrio de El Pilar como un bulevar «'fake'» con dinero «mal gastado».
El área de Urbanismo insiste en que la idea a desarrollar en el nuevo vial sí se ajusta a la idea de Herzog y De Meuron al considerarse una primera fase que respeta algunos elementos fundamentales como las condiciones de la acera, el carril bici y las zonas ajardinadas. Además, se construirán sendas rotondas en la conexión con la N-120 y en actual codo que conecta con la calle Arlés, que quedará liberada del volumen de tráfico actual.