Han pasado casi cinco meses desde la puesta en marcha de las medidas de control de acceso a las zonas peatonales en Aranda de Duero y aún no se ha conseguido regular el tráfico en el centro urbano. Aunque muy pocos vehículos acceden a la calle Isilla y aledaños pasada la hora límite, las 11 de la mañana, DB ha podido observar que varios de ellos continúan los repartos en los comercios.
Según la regulación local, todos los coches y furgonetas que accedan al centro para labores de distribución, deben hacerlo desde las 7 hasta las 11. Sin embargo, debido a la tardía apertura de algunos locales, los repartidores apuran hasta el último momento para poder ajustarse a los horarios del comercio local. «Nosotros abrimos bastante tarde, por lo que no podemos atender antes a quien nos trae la mercancía», explica una de las comerciantes de la calle Isilla.
Esto se repite en otros negocios que abren a partir de la 10 de la mañana y que limitan el tiempo de acción de los repartidores a sólo una hora. «Imagino que cada comercio, si le van a entregar algo pronto, tendrá que abrir también antes», apunta Juan Manuel Martín, concejal de Seguridad Ciudadana, quien asegura que hay tiempo suficiente para ajustar los trabajos de distribución a los tiempos establecidos.
Sin embargo, más allá de esta regulación, desde las 11 hasta más allá del mediodía, los vehículos circulan por la calles del centro sin que se vea en ellos la preocupación por no cumplir el horario. El concejal manifiesta que han detectado que el período temporal en el que los vehículos están por las calles del centro se dilata más allá del límite. «Hasta las 11 sí que están entrando bastantes vehículos y también es verdad que se estiran un poco más de la hora, por eso hemos aumentado la presencia policial», explica. Sin embargo, aunque los agentes actúen de manera disuasoria, para evitar que las furgonetas se queden más de lo necesario, no parece que surta el efecto que se busca.
Una de las cuestiones que ha obligado al Ayuntamiento a levantar la mano con estos horarios está directamente relacionada con las obras de los Jardines de Don Diego, que entorpecen el tráfico de las furgonetas de reparto e impiden que puedan apearse en esa zona. «De momento estamos siendo flexibles. Hay que entender que la zona de las obras, al estar tan mal hace que tengan más dificultad para llegar, tenemos que esperar a normalizar un poquito esta situación», cuenta Martín.
También relacionado con las obras de los Jardines está el hecho de que la grúa municipal se encuentre estacionada frente al Cultural Caja de Burgos, puesto que no existe otro lugar adecuado para ello. «Necesitamos habilitar una zona para que este vehículo no esté en la plaza del Trigo a partir de las 11», añade el responsable de Seguridad Ciudadana.
«Los que entran, entran todos con autorización», añade el concejal. Esta supone una de las medidas que mejor pueden controlar desde el Consistorio, gracias al funcionamiento de las cámaras.