Del nombre -y la importancia cultural- de la ciudad romana de Flavia Augusta se han hecho eco más allá de las fronteras de la comarca burebana y la provincia de Burgos. El reconocimiento por el buen hacer de un Ayuntamiento implicado en un proyecto cuyo fin se centra en rescatar el pasado de Poza de la Sal, y de un equipo de trabajo impecable también ha llegado a oídos de los detractores, visibles cada vez con «mayor frecuencia en la zona excavada con detectores de metales dispuestos a arrebatar lo que no es suyo», confirma a este periódico el alcalde de la villa, Domingo Núñez. La corporación, con intención de proteger el yacimiento, solicitará a la Junta que lo declare Bien de Interés Cultural.
La directora de las investigaciones, Esperanza Martín, corrobora la situación a la que las ruinas se enfrentan y asegura que «han acudido bastantes personas con intención de saquear mientras nosotros excavábamos, sin ningún tipo de reparo». La arqueóloga, entusiasmada con los logros conseguidos en las dos últimas campañas a pesar de afirmar que el yacimiento es uno de los «más espoliados» que conoce, confía en que el patrimonio local se proteja ya que los últimos hallazgos sitúan entre finales del siglo II y principios del III la época de construcción de una de las casas de la urbe, conocida como la de las flores, por sus pinturas.
A su vez, el equipo de gobierno liderado por Núñez pretende fomentar «aún más» el proyecto y tiende la mano a las empresas privadas interesadas en colaborar con su desarrollo. También firmar un «convenio de colaboración con la Universidad Isabel I de Castilla», aunque todavía no hay nada acordado. La campaña de excavación del año actual arrancará en «agosto» y previsiblemente se alargará hasta los «primeros días de septiembre». No obstante, Martín sostiene que los trabajos de laboratorio y restauración «perdurarán más meses». De los 50.000 euros que supondrá la ejecución de las actuaciones planteadas, la Diputación de Burgos financiará 20.000. Se trata de uno de los proyectos que más ayuda económica ha obtenido de dentro de la convocatoria de subvenciones destinada a excavaciones arqueológicas.
Campaña de 2024. Una vez alcanzado el suelo de la estancia de la vivienda, en la que centraron la investigación durante dos años, comprobaron que los restos que aparecieron en uno de los extremos debajo de capas de tierra correspondían con un altar doméstico similar a los que se conservan en la antigua ciudad de Pompeya. Asimismo, un laboratorio de Lituania confirmó hace unos meses las sospechas del equipo de arqueólogos de la ciudad romana de Flavia Augusta en Poza de la Sal al analizar muestras de carbono 14: las pinturas decorativas de las paredes «datan de principios del siglo III», añade la directora.
De cara al mes de agosto las excavaciones se trasladarán a la finca del otro lado de la carretera -antigua vía romana-, un área más próxima al municipio, donde los resultados obtenidos con georadares no fueron lo suficientemente claros. Si bien, la investigadora sí cree que existen restos y pretende encontrarlos. «El urbanismo de la ciudad es perfectamente octogonal y percibimos que podemos hallar otra de las calles. Fantaseamos con que se trate de la zona en la que levantaron los edificios monumentales, pero puede que nos topemos con otro área de viviendas», expone.
Las tareas de laboratorio y restauración se intensificarán para catalogar los miles de piezas que desenterraron el año pasado y que todavía se encuentran sin limpiar ni digitalizar en el almacén. Por otro lado, con el objetivo a punto, Zoilo continuará fotografiando cada fragmento e intentará reconstruir la estancia y sus pinturas sin manejar las piezas reales.
Un Museo Vivo en el Espacio de las Salinas.
Los más de 5.000 restos de piezas hallados en la ciudad romana de Flavia Augusta durante las últimas campañas de excavación ocuparán el lugar que merecen, por su valor histórico y artístico. El Ayuntamiento pozano pretende habilitar una de las habitaciones de la planta baja del Centro de Interpretación de las Salinas como sala de exposiciones e incluirla en la Red de Museos Vivos. De esa manera los interesados podrán gestionar ellos mismos la visita y acceder al espacio el día que elijan de manera gratuita.
En una estancia aledaña descansará una colección de fósiles localizados en el entorno de la localidad donados por vecinos que también podrá contemplarse.
En las estanterías del almacén apenas queda espacio libre para acumular más vestigios, y al tratarse de piezas tan diferentes resulta fundamental su digitalización para poder manipularlas virtualmente y conseguir a futuro realizar la reconstrucción.