Fuentebureba jamás caerá en el olvido

S.F.L. / Burgos
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Mantener la memoria viva de su pueblo es la meta que se ha marcado María Pilar Rico este año. Ha reunido más de 400 fotos y documentos antiguos que recopilará en un libro

María Pilar Rico cuenta con el apoyo de su hijo Álvaro para publicar el libro después de verano. - Foto: DB.

María Pilar Rico ha dedicado desde joven parte de su tiempo libre a empaparse en historia. Las horas que unos empleaban en jugar, pasear o practicar algún deporte, ella las destinaba a devorar libros e investigar sobre el pasado de Fuentebureba, su pueblo natal. Incluso cuando trabajaba en jornadas casi 'perennes' antes de darse el sí quiero con José Antonio. También a partir de ser madre de sus 2 retoños y dedicarse en cuerpo y alma a su familia. «¿Cómo criarían a los niños antaño?», se cuestionaba. El aliciente por descifrar algunos de los hábitos del siglo XX la empujó una vez jubilada a recopilar imágenes y documentos antiguos con el fin de recuperar parte de la memoria ya olvidada. Lo que comenzó como un mero entretenimiento ha mutado en un proyecto en el que se ha implicado buena parte del vecindario.

Los meses previos al verano de 2023 logró recaudar centenares de fotos, «podían haber sido miles», puntualiza, gracias a la colaboración de los vecinos que aportaron el material fotográfico heredado confiando en que la idea de crear un catálogo visual se transformara en una realidad. «Las imágenes nos permiten conocer y conservar los viejos modos de vida y el paisaje urbano de la localidad, sometido a profundos cambios, sobre todo durante el último medio siglo», aclara la impulsora. A sus 72 primaveras y muy puesta al día en el uso de las nuevas tecnologías, se ha encargado de la tediosa labor de digitalizar una a una cada instantánea. Conserva más de 400 clasificadas por décadas en su ordenador pero también las custodia como oro en paño en unos cuantos álbumes.

Los 'pasajes' pare deleitarse en un viaje en el tiempo muy especial sobre papel estarán disponibles a lo largo del mes de agosto y sus páginas recordarán momentos y lugares ya desaparecidos, todo tipo de festejos y celebraciones, amigos que han fallecido o eventos propios de años pasados, despertando la nostalgia a los lugareños. El libro, al que la autora pretende titular Fuentebureba en imágenes, exhibirá instantáneas de las tradiciones, oficios, campo y trabajo, deportes, escuela, romerías y el día a día de las gentes de lugar. «Ha costado», manifiesta María Pilar, pero entre las familias que han aportado su granito de arena particular consiguieron «identificar a cada una de las personas que aparecen en las fotografías», comenta con cierta ilusión.

La imagen más antigua la tomaron hace ya 92 años y en ella retrataron a los alumnos y alumnas de la escuela municipal, sentados y otros de pie, junto a la profesora Luisa Santamaría. Gracias a Indalencio Sáez, los estudiantes de ahora se harán una idea de cómo vestían los niños de su edad y conocerán los cortes de pelo de la época. El recorrido parará en todas las décadas desde esa fecha hasta el siglo XXI -la última estación se ha fijado en el año 2004- por lo que el ejemplar mostrará fotos en blanco y negro y en color.

Otras tantas, principalmente las de los edificios locales, fueron rescatas del Archivo Municipal de Burgos. La evolución de cada uno de ellos es notable y a día de hoy se conoce que, por ejemplo, «La Fragua se utilizó como hospedería para los pobres transeúntes, o que los habitantes elaboraban y cocían el pan en un horno comunitario», explica la burebana.

Con el material necesario recopilado, incluidos escritos sobre curiosidades como las fechas en la que se debía realizar la declaración de la renta o el nombre de los barrios existentes, y con ayuda de su hijo Álvaro y otros jóvenes del pueblo, la historia permanecerá viva por lo siglos de los siglos.