Investigan si el homicida de la Flora sabe artes marciales

I.E. / Burgos
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El juzgado acepta la petición del abogado que representa a la familia del vallisoletano fallecido en febrero tras recibir un puñetazo, que quiere que se localice a un monitor que enseña Muay Thai en un club de Burgos

Un coche de la Policía Nacional patrulla por la plaza de Huerto del Rey, donde se produjeron los hechos en la madrugada del 24 de febrero de este año. - Foto: Alberto Rodrigo

A pesar de que el autor ya fue detenido y está en prisión, la investigación por el homicidio de un joven de Valladolid el pasado mes de febrero en la plaza de Huerto del Rey aún no está cerrada. De hecho, a petición de la acusación particular el juzgado ha ordenado una nueva y trascendental diligencia dirigida a comprobar si el agresor, que propinó un fuerte puñetazo a la víctima y le hizo caer al suelo, sabía artes marciales. Esta pesquisa resulta fundamental, porque de demostrarse que tenía conocimientos en algún tipo de lucha podría aplicársele una agravante de abuso de superioridad a la pena que le sea impuesta tras el juicio.

El Juzgado de Instrucción número 3 de Burgos remitió a la Policía Nacional un oficio «a fin de que realice las gestiones tendentes a identificar» a un monitor que «al parecer» imparte en un club de Burgos «clases de Muay Thai», un deporte tailandés que se ejecuta de pie, en el que se permiten puñetazos, codazos, rodillazos y patadas, así como lanzamientos o agarres.

A la realización de dicha prueba se opuso la defensa del investigado, que considera que «vulnera los derechos fundamentales». Al mismo tiempo exigía al juzgado que solicitara a la acusación particular explicaciones sobre la forma en que obtuvo la información de que el agresor podía haber recibido clases en algún arte marcial. Sin embargo, la Audiencia Provincial ha resuelto «que la forma mediante la cual la acusación pudo conocer ese dato no resulta determinante, pues pudo obedecer al azar, lo cual en modo alguna vulnera ningún derecho fundamental».

Hay que recordar que el arrestado por este homicidio -un joven burgalés de 23 vinculado por la Policía a una organización juvenil que se mueve en torno al fútbol- reconoció haber propinado el puñetazo a Sergio Delgado en la madrugada del 24 de febrero de este año, pero no que lo hiciera por su condición de vallisoletano. La Policía Nacional concluyó que el móvil de la agresión fue esa, la de que la víctima había manifestado que era originario de la capital vecina.

Para la Audiencia Provincial, la ampliación de la investigación para localizar a dicho entrenador «resulta pertinente por cuanto la autopsia decretó que hubo una relación causal entre el traumatismo facial con caída sobre la región occipital (traumatismo craneoencefálico) y la muerte». «Por tanto -continúa el auto del tribunal- el puñetazo que recibió la víctima fue determinante en el fallecimiento de Sergio Delgado, por lo que resulta importante saber si el investigado practicaba algún tipo de artes marciales que le permitiera conocer alguna técnica específica para golpear». Además, recuerda la Audiencia que en el interrogatorio a los testigos ya se preguntó si el agresor practicaba algún deporte de esta naturaleza, «por lo que la diligencia solicitada servirá para dilucidar las circunstancias en las que se produjo la agresión causante de la muerte».

La agresión a Sergio Delgado, un joven de 32 años que se dedicaba al diseño gráfico, se produjo a las 4,55 horas del sábado 24 de febrero. Fue muy rápida y no se produjo en el marco de ninguna pelea. El resultado de la autopsia fue el que llevó a la Policía a concluir que había sido golpeado antes de caer al suelo. El examen del cadáver reveló un golpe fortísimo en el rostro, que fracturó los huesos propios de la nariz del joven y que le causaron una fuerte hemorragia. Como consecuencia del impacto cayó al suelo de espaldas y, por eso, la parte posterior de la cabeza también presentaba una lesión. Tras ello murió de forma prácticamente instantánea.

Poco antes de los hechos un grupo de amigos vallisoletanos que celebraban una despedida de soltero, entre los que estaba la víctima, se encontraban tomando copas en el Madame Kalalú. En ese mismo momento y en ese mismo local coincidieron con la pandilla de jóvenes burgaleses en la que estaba quien a la postre sería arrestado. En el establecimiento no se produjo ningún encontronazo ni ninguna discusión, pero es posible que por las conversaciones el presunto agresor se percatara de que los integrantes del grupo de la víctima eran de Valladolid.

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