El nuevo proyecto del Longevida San Pablo ha cogido velocidad de crucero en estos primeros meses de la LEB Oro y, tras el tropiezo de la jornada inaugural, acumula ya seis victorias consecutivas, una racha liguera que hacía más de seis años que no se veía por las orillas del Arlanzón. Hay que remontarse a la temporada del ascenso a la ACB para recordar una dinámica tan positiva.
El conjunto burgalés olvidó muy pronto su traspié en Oviedo y desde entonces cuenta sus encuentros por triunfos. Ha vencido al Lleida, al Valladolid y al Clavijo en el Coliseum, y al Fuenlabrada, al Castellón y al Alega Cantabria a domicilio. Unos triunfos que le mantienen en lo más alto de la clasificación, empatado a seis con el Movistar Estudiantes. De hecho, los colegiales son los únicos capaces de seguirle el ritmo, pues el Leyma Coruña de Diego Epifanio y el Gipuzkoa Basket volvieron a pinchar.
En toda la campaña pasada, el San Pablo no fue capaz de llevarse tantas alegrías seguidas. Encadenó cinco triunfos con Paco Olmos como entrenador -de la jornada 7 a la 12-, pero rompió esa buena racha en la visita a Palencia. Es más, esa derrota le acabó costando el puesto al técnico valenciano.
En el tramo final del curso, ya con Curro Segura en el banquillo, el San Pablo volvió a concatenar cinco victorias, tres como local y dos como visitante. En esa ocasión, fue el Estudiantes el encargado de quebrar esa dinámica, aunque después cayó con claridad en el play off frente a los castellanos.
Durante el lustro que pasó en la élite, el club azulón tampoco pudo cosechar tantos triunfos ligueros consecutivos, algo entendible teniendo en cuenta la entidad de los adversarios. En el año del descenso, su mejor racha consistió en ganar tres partidos y ocurrió al inicio de la campaña con Zan Tabak en el banquillo. A partir de ahí, todo fue penar.
Antes, durante la época dorada de Joan Peñarroya, el San Pablo llegó a acumular cinco victorias seguidas, algunas de ellas de muchísimo mérito ante el Joventut de Badalona y el Unicaja de Málaga. Fue, sin duda, su mejor año en la élite, como lo demuestra su histórica clasificación para la Copa del Rey y el play off por el título de la Liga Endesa.
Previo a ese lustro en la ACB, el San Pablo vivió dos cursos en la LEB Oro. El primero con Andreu Casadevall y Diego Epifanio fue bastante intermitente y le costó sumar alegrías de forma consecutiva: cuatro fue el mayor botín.
Sin embargo, un año después, en la campaña 2016/17, el San Pablo mostró una autoridad que no se ha vuelto a ver. Ganó ocho encuentros seguidos entre la jornada 11 y 18, y presentó su candidatura al ascenso. Ese es el récord en una fase regular, pero el conjunto de Epi se superó durante el play off, pues venció las tres eliminatorias por 3-0 ante el Melilla, el Breogán y el Palencia, y se ganó una plaza en la máxima categoría. Además, venía de cuatro partidos invicto en la fase regular, así que acumuló un total de 13 choques sin perder.