Jon Pérez Bolo sabe que el derbi de mañana va más allá de los tres puntos que hay en juego y señala que este tipo de partidos «no se juegan se ganan». «Eso es lo que vamos a intentar hacer, ya que además después de perder lo que quieres es volver a la senda de la victoria. Nos colocaríamos con 17 puntos, que es una cifra importante para la altura de la temporada a la que estamos», expone. Aunque el entrenador blanquinegro señala que existe un motivo que está por encima de lo anterior y es que el vestuario quiere dedicar el triunfo a Kévin Appin, lesionado de gravedad en Almería y que se perderá lo que resta de campaña por la rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla.
«Lo importante para nosotros es dedicarle esta victoria a Kévin -Appin-. Si por ser un derbi, por estar el campo lleno y recibir el apoyo de los nuestros ya íbamos a salir al 200%, ahora será mucho más. Todos estamos jodidos por lo que le ha ocurrido y queremos ganar para él, ya que es un futbolista muy querido en el vestuario», comenta el técnico bilbaíno.
El trabajo semanal ha sido el mismo que en anteriores semanas. Bolo asegura que la preparación ha sido «la misma que en anteriores jornadas», pero siempre siendo conscientes de lo que significan este tipo de partidos. El Burgos está preparado para disputar un choque que sabe que será «complicado», ya que tendrá enfrente un rival de mucha entidad.
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Alessio Lisci confía plenamente en las posibilidades de su equipo de cara al derbi de mañana y asegura que el objetivo del Mirandés será «ganar». Al italiano le encanta la atmósfera que se genera en los derbis y entiende que los piques «son lo más bonito del fútbol siempre que no se pase cierta línea». La afición rojilla se trasladará en masa a la capital y el técnico deja claro que tiene «muchas ganas de volver a vivir el ambiente del año pasado».
Espera que los suyos sepan manejarse en este tipo de partidos y asegura que el equipo ha dado muestras de «madurez» en otras ocasiones. No obstante, destaca la dificultad de un estadio como El Plantío.«Es un campo complicadísimo para todos los equipos desde que el Burgos ha vuelto a Segunda. Algo tiene, no es casualidad. El ambiente que se genera es difícil para todos los rivales y por eso lo quise ver en directo, para comprobar qué ocurría», responde.
Cree que el choque se parecerá al de la anterior temporada y entiende que en los primeros y en los últimos quince minutos es la fase en la que puede pasar cualquier cosa, por lo que advierte de son los momentos en los que deben tener un especial cuidado. «Ahí es donde hay que tener más tranquilidad y controlarlos. Es importante dominar todo, porque el Burgos te puede marcar en juego directo, en contragolpe, metiéndose en bloque bajo o a balón parado. Tiene tantas individualidad que puede hacer gol de muchas formas. Tenemos que estar finos en todas las facetas y evitar las transiciones», indica el mirandesista.
(Más información de los entrenadores y sobre la actualidad de los dos equipos, en la edición impresa de este sábado de Diario de Burgos o aquí)