Rioseras y la Fundación Lesmes unen su producción de morcillas

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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La empresa familiar y la entidad de economía social que emplea a personas con dificultades de integración llegan a un acuerdo por el que ya comparten espacio, han fusionado sus plantillas y trabajarán, manteniendo cada una su marca, para impulsar el

Ana María Díez Sedano, CEO de Rioseras, y Miguel Santos (dcha.), presidente de la Fundación Lesmes, posan con parte de los trabajadores. - Foto: Miguel Ángel Portilla

No es muy habitual que las empresas, digamos, ordinarias, y las que forman parte de la economía social (que son las  que define la ley como aquellas que persiguen un interés general y priman a las personas por encima del capital) compartan objetivos o espacios de comunicación. Mucho menos que lleguen a puntos de encuentro. Pues es lo que han hecho la firma de morcillas y embutidos Rioseras, un negocio familiar fundado en los años 70, y la Fundación Lesmes, que acompaña desde hace casi tres décadas a personas en riesgo de exclusión, y que tiene un pequeño negocio del mismo producto comercializado como Morcillas Lesmes. Desde el pasado día 1 trabajan asociadas, han fusionado sus plantillas y han unificado el lugar de producción en las instalaciones de la Fundación en el Polígono de Villalonquéjar, manteniendo cada una su marca comercial.

Fue Ana María Díez Sedano, la CEO de Rioseras quien se interesó por la economía social después de conocer a la Fundación Lesmes a través del programa de aceleración de empresas Polo Positivo, donde fue la primera mujer en incorporarse, recibió mentorización y a cuyos participantes agradece el asesoramiento recibido. «Creo que estamos aquí para ayudarnos unos a otros y siempre he tenido la convicción personal de elegir opciones que aporten a la sociedad, así que cuando me planteé el crecimiento de nuestra marca y, a la vez, la conciliación del trabajo con mi vida familiar, me pareció que asociarnos con la Fundación era una buena manera de conseguirlo y, además, de ayudar a integrar a las personas que lo necesitan», explica Díez Sedano. Y a la Lesmes se le abrieron, reconoce su presidente, Miguel Santos, «las puertas del cielo».

«Rioseras había sido siempre el espejo en el que nos hemos mirado con su morcilla gourmet y sus productos de calidad. Llevamos desde el año 2012 en este negocio y aún no hemos sido capaces de dar con la tecla para que funcione del todo como nos gustaría, nos está costando mucho y aunque vendemos, el negocio es más o menos sostenible porque tenemos más empresas y el nuestro es un proyecto global, así que no podíamos dejar de escapar esta oportunidad», relata Santos.

Parte del equipo, dentro de la fábrica donde se produce el embutido, en el polígono de Villalonquéjar. Parte del equipo, dentro de la fábrica donde se produce el embutido, en el polígono de Villalonquéjar. - Foto: Miguel Ángel Portilla

Lo que han hecho ambas partes dice mucho de una forma diferente de entender el trabajo... y la vida. Díez Sedano, que dejó su puesto en banca para hacerse con el negocio familiar en 2016 cogiendo el testigo de sus padres y que en el año 2020 sufrió un grave accidente del que aún le queda alguna secuela, como la de no poder estar mucho tiempo de pie -«y en este negocio hay que ponerse el delantal y echarle horas cuando es necesario»- ha tomado esta decisión para impulsar el negocio pero, a la vez, con el objetivo de tener más calidad de vida y, según dice textualmente, para no perderse ver  crecer a sus hijos: «Hemos conseguido ser referencia en el mercado y era el momento de crecer, de que Rioseras empezara a volar más allá y para eso es necesaria mucha dedicación y yo ya no podía comprometer más tiempo de mi vida personal». La Fundación Lesmes, por su parte, va a poder continuar dando trabajo a personas con graves problemas de inserción laboral. En principio, todos ganan. 

Así las cosas, en la calle Merindad de Sotoscueva, en las naves de la Fundación, han empezado a trabajar las dos plantillas juntas: los cuatro empleados de Rioseras y los cuatro (tres de integración) de la Lesmes dedicándose a lo que saben hacer: morcillas y los otros embutidos que comercializa la hasta ahora empresa familiar: chorizo, fresco y curado, picadillo y lomo adobado. Cada morcilla conservará su nombre comercial, pero juntas cubrirán todo el mercado: hasta ahora, Rioseras se sirve en sus dos franquicias, en carnicerías y en restauración, además de exportar a otros puntos de España, y Lesmes, en grandes superficies; juntas, llegarán a todos los puntos de venta. Según sus cifras actuales, la empresa familiar produce unos 70.000 kilos de morcillas anuales y Lesmes, alrededor de 25.000, por lo que las previsiones son que se puedan llegar a los 100.000.

El origen de Morcillas Rioseras se encuentra en una carnicería que los padres de Ana María Díez Sedano abrieron en la calle Rey Don Pedro, allá por 1972, y donde elaboraban artesanalmente sus propias morcillas. En 1995 abren una fábrica en el pueblo que da nombre a la marca; posteriormente abren una tienda en el Mercado Norte y otra en el G-3 y en 2016 Ana toma las riendas. Por su parte, Fundación Lesmes lleva ya 27 años trabajando por la integración social a través del empleo. Sus empresas de inserción de distintos sectores (limpieza, lavandería, restauración, reformas) dan trabajo a personas que por sus diferentes circunstancias se encuentran fuera del mercado laboral.

Qué es la economía social

El conjunto de actividades económicas y empresariales que, en el ámbito privado, llevan a cabo aquellas entidades que, de conformidad con una serie de principios, persiguen el interés general económico o social, o ambos.

Cuáles son sus principios: 
> La primacía de las personas y del fin social sobre el capital, que se concreta en  una gestión autónoma y transparente, democrática y participativa, que lleva a priorizar la toma de decisiones más en función de las personas y sus aportaciones de trabajo y servicios prestados a la entidad o en función del fin social, que en relación a sus aportaciones al capital social.

> La aplicación de los resultados obtenidos de la actividad económica principalmente en función del trabajo aportado y servicio o actividad realizada por las socias y socios o por sus miembros y, en su caso, al fin social objeto de la entidad.

> La promoción de la solidaridad interna y con la sociedad que favorezca el compromiso con el desarrollo local, la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, la cohesión social, la inserción de personas en riesgo de exclusión social, la generación de empleo estable y de calidad, la conciliación de la vida personal, familiar y laboral y la sostenibilidad.

> La independencia respecto a los poderes públicos.