Seguir o no seguir. La duda la debe resolver el presidente de la Cofradía de San Juan del Monte. Él mismo anunció su dimisión y tras las fiestas abrió un periodo de reflexión que sigue abierto, porque no ha dicho nada ni en un sentido ni en otro. Eso llena de incertidumbre a la institución centenaria ante las dos posibilidades, aunque si se abre el periodo electoral, la nueva junta directiva no entraría antes de Navidad. Eso puede generar un problema, ya que se acortan los plazos y deja menos tiempo de aclimatación a los nuevos, por eso, la mayoría de los expresidentes afirman que si Roberto López de Davalillo decide dar un paso al lado lo debe dar cuanto antes.
«Yo espero y deseo que Roberto no tire la toalla, pero si no continúa, cuanto antes organice el tema de las nuevas elecciones mejor», afirma Luis Tricio, quien ocupó el cargo a finales de los años 80. José Ramón Urbina también admite que «si se va, debería decirlo cuanto antes, para que el que venga, tenga el mayor tiempo posible». En este punto, hay que tener en cuenta que los estatutos de la Cofradía marcan que las elecciones deben hacerse en septiembre, precisamente para dar margen a los que entran para asumir la responsabilidad.
Álvaro de Gracia, de quien tomó el relevo Davalillo, indica que «en una convocatoria normal, el presidente tiene unos meses preciosos para aprender todo el engranaje de la Cofradía», además de empezar a hablar con los interlocutores que forman las fiestas, entre ellos las cuadrillas. Así, en el año nuevo se comenzaría con la organización de las fiestas, en un 2025 en el que la romería se celebrará el 9 de junio.
Por eso, los expresidentes remarcan que no queda mucho tiempo, pero ante el posible calendario electoral todavía existe cierto margen de maniobra. «Si entra en enero no debería de tener muchos problemas, salvo que si entra una directiva sin conocimientos», afirma Pablo Vergara. Quien fuera cabeza visible de las fiestas entre el 2009 y el 2012 «calcula» que la próxima asamblea -un paso fundamental para convocar elecciones- se realizará «en noviembre o diciembre».
Vergara reconoce que la experiencia en este asunto es un grado y recuerda que «en las asambleas yo siempre decía que si alguien tenía en mente presentarse, que se incorporara porque es primordial conocer el interior de San Juan del Monte», además de «tener un buen equipo», indica el expresidente, quien predice que sin estos factores «puedes ser muy sanjuanero, pero tienes boletos para que te toque fracaso». Además, todos inciden en ese primer año de cualquier junta directiva «siempre es el más difícil y te tienen que ayudar para sacarlo adelante», apunta Urbina, quien recuerda que desde esa posición «se tiene que pedir a mucha gente».
La situación actual genera dudas y en ocasiones se cuestiona el papel de la entidad que organiza las fiestas. «Estas semanas de incertidumbre no son buenas para tratar con instituciones, administraciones, empresas que puedan ayudar en las fiestas y sobre todo con el mundo sanjuanero», afirma De Gracia, quien lamenta que «corre mucho el runrún de que si no existe la Cofradía, las fiestas de San Juan del Monte se celebrarían igual, pero eso es un error», valora sin olvidar que «siempre se tiene que aparentar fortaleza y seguridad».
Perder la autonomía que aporta esa institución representaría «el mayor de los fallos», comparte Vergara, quien considera que en este momento de incertidumbre también hay que alejar ciertos fantasmas y remarca que «la fiesta es nuestra, de los mirandeses, de los sanjuaneros y no puede estar en manos del Ayuntamiento», una sombra que aparece en las conversaciones en medio de la incertidumbre.
«Antes la iglesia y seguramente los alcaldes algo harían, pero la fiesta no tenía el arraigo que se ha conseguido en estos últimos cien años con la Cofradía», afirma Tricio, quien desea como el resto que «si Roberto no se presenta haya incluso más de un candidato». En ese escenario todavía no se está, aunque cuando Davalillo anunció su dimisión empezaron a sonar nombres. Alguno salió en público, pero los expresidentes reconocen contactos con personas que se mantuvieron en un segundo plano dispuestos a dar el paso.
A todas aquellas personas que puedan estar pensando el presentarse, pero también al propio Davalillo, los expresidentes les recuerdan que «estar en ese cargo siempre es difícil», matiza Urbina. «Ser presidente de la Cofradía es de lo más complicado que te puedes encontrar», afirma Vergara