Las residencias que gestiona directamente la Diputación de Burgos transformarán su modelo para centrarse en los usuarios con mayor grado de dependencia y aumentar la calidad y privacidad del servicio. Borja Suárez ha anunciado hoy que los centros tendrán habitaciones individuales y espacios comunes para que puedan convivir con las familias. Esto conllevará una nueva reducción de las plazas disponibles, hasta prácticamente la mitad de las 800 que había antes de la pandemia. Actualmente, existen 623 mayores y dependientes alojados en unos centros que cuentan con 627 empleados en plantilla y que cuestan a las arcas públicas 25,2 millones de euros al año.
También ha recalcado que no se encuentra entre sus planes cerrar San Agustín, si bien reconoce que es la que "menos potencial" tiene para ofrecer esa carta de servicios. "Tenemos que hablar de cuánto nos va a costar ofrecer este servicio de calidad, como podemos llegar y cómo financiarlo, y luego tomar decisiones", como la reurbanización del complejo de Fuentes Blancas, que ya está en marcha.