No solo se jugaba el domingo la presidencia de la Diputación. Sobre sus espaldas recaía, en cierto modo, la responsabilidad de los resultados en toda la provincia. Más allá de algún que otro disgusto puntual, el presidente del PP de Burgos sabe que no podían pedir más en esta cita electoral.
¿Qué balance realiza de los resultados del domingo?
Positivos. En política gana quien gobierna y recuperar la Diputación con mayoría absoluta y saber que está muy cerca el Gobierno del Ayuntamiento de Burgos con Cristina Ayala es para estar satisfechos.
Han sido sus primeras elecciones municipales como presidente del PP de Burgos y la responsabilidad es otra.
¿Temía que los resultados no fueran buenos?
En una trayectoria larga hay victorias y derrotas y relativizas tanto lo uno como lo otro.Pero evidentemente hay tensión, incertidumbres y cuando se desvelan y, como en este caso, es para bien, hay alivio.
Los resultados son mejores que los de 2019, pero el PP está lejos de esas mayorías incontestables que conseguía antes y necesita a Vox.
¿Se va a producir en algún momento esa transición de votos?
Depende de si el bipartidismo recupera su esencia, ya que entonces volveremos a ver mayorías, o si se consolida un modelo donde otros partidos juegan un papel esencial. Podemos y Cs se han desecho, las confluencias como Imagina también, pero Vox está trazando un camino de consolidación y veremos hasta dónde llega.
¿Qué le dejado un peor sabor de boca en estas elecciones?
Ha habido decepciones en Lerma, Salas o Espinosa porque habíamos hecho un magnífico trabajo y no se ha completado. Sobretodo por esas personas que están allí, que tienen muchísima valía y van a tener que hacer una labor de oposición.
¿Es un fracaso que una agrupación de electores sobrepase al PP en Aranda?
Sí. En Aranda el PP es la segunda fuerza más votada por delante del PSOE, pero ha habido una formación de nuevo cuño que ha arrasado y eso tiene que hacernos sacar varias lecturas. El PP en la Ribera tiene que hacer reflexión, autocrítica y marcar el rumbo para los próximos cuatro años. Ha sido un palo gordo y ahora lo que queda es rearmarse y tratar de ser alternativa para volver a gobernar dentro de cuatro años.
¿Cuál es esa reflexión que hay que hacer?
Primero tiene que ser una reflexión serena y luego crítica. No puedes andar con medias tintas porque si no somos autocríticos no seremos capaces de avanzar. A partir de ahí es el propio PP en la Ribera del Duero el que tiene que pensar sobre los pasos a dar a futuro. Cambiando, entrando gente nueva o bien dando por finalizado un ciclo y abriendo otro. Eso es algo que tenemos que hacer de manera conjunta, pero en primer lugar con nuestra gente en la Ribera del Duero.
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En Miranda han mejorado pero han arrojado ya la toalla...
No se puede buscar una coalición antinatura, aunque la única vez que ha gobernado el PP ha sido con IU. Ahora las circunstancias son muy diferentes. El resultado en Miranda es el segundo mejor del PP en una ciudad de más de 20.000 habitantes en Castilla y León ya que se ha crecido prácticamente un 11%. Eso es un resultado magnífico. Hemos ganado en concejales y, sobretodo, marca la senda de que por aquí, de la mano de Sergio Montoya, podemos llegar al cambio en una ciudad que parece imposible para el PP.
(La entrevista completa, en la edición impresa de este sábado de Diario de Burgos)