El día 25 de mayo, los vecinos de Castrillo Matajudíos dieron el primer paso. Ayer, el pleno del Ayuntamiento, el segundo, al aprobar por unanimidad el cambio de nombre tal y como refrendó mayoritariamente la población. Apartir de hoy se inicia un proceso para hacer oficial el nombre de Castrillo Mota de Judíos que no culminará, en el mejor de los escenarios, antes de siete u ocho meses, con la aprobación definitiva del expediente por la Junta de Castilla y León.
Y el mejor de los escenarios pasa porque en el periodo de exposición pública de 30 días que se iniciará una vez publicada -en los próximos días- la resolución del pleno de ayer en el Boletín Oficial de la Provincia, no haya alegaciones o reclamaciones; de lo contrario, el proceso se alargaría porque implicaría estudiar las alegaciones, informarlas y estimarlas o desestimarlas de nuevo en sesión plenaria. Tampoco ayudaría a agilizar la tramitación que alguna de las instancias que debe informar el expediente, lo hiciera negativamente. El alcalde de la localidad, Lorenzo Rodríguez, no contempla este segundo supuesto, ni en el caso de la Diputación ni de la Junta, que ya han manifestado su respeto y apoyo a la decisión vecinal. En todo caso, la Administración regional, debe recabar informes a la Real Academia de la Historia, la Sociedad Geográfica Nacional y otras instituciones, antes de emitir el dictamen definitivo.
La Corporación municipal, integrada por dos ediles de la Agrupación Independiente de Electores de Castrillo Matajudíos, el propio alcalde, y Antonino Ángel Calleja Alonso, y una concejala del PP, Nuria Ruiz, lo tienen claro y actúan con prudencia. Los tres son los primeros en asegurar que están mentalizados para «un proceso largo», motivo por el que no van a iniciar aún ningún procedimiento para cambiar membretes oficiales, sello municipal, el escudo municipal o solicitar al Ministerio de Fomento que cambie el nombre de la localidad en los paneles de la carretera y acceso al pueblo.
Si acaso, matiza el alcalde, si ven que todo transcurre por el buen camino, en torno a un mes antes de la fecha estimada para el dictamen final, solicitarían a Fomento que inicie el cambio en los tres señales viarias de acceso al pueblo.
En cuanto al escudo, la Corporación va a valorar si decide cambiar solo el nombre o si opta por encargar una heráldica nueva de piedra, posibilidad que ya ha barajado ante el deterioro que sufre el actual debido a la decoloración del material cerámico.
Rodríguez insiste en que para los vecinos, el cambio de nombre no supone ninguna alteración en sus documentos como carné de identidad, de conducir u otros, que podrán mantener hasta la fecha de validez que tiene, aunque si alguien quiere hacerlo en cuanto Castrillo Mota de Judíos sea oficial podrá hacerlo, pero no porque sea una obligación. Quizás urja más el cambio a las personas que tengan el domicilio fiscal en la localidad, pero tampoco es un trámite a que obligue el cambio de nombre en el mismo momento que éste quede aprobado. Lo que sí hará la Corporación es preparar un acto oficial de inauguración del nuevo nombre del pueblo cuando haya culminado el proceso y las señales de acceso al pueblo estén ya instaladas.
CARTA DEL EMBAJADOR DE ISRAEL
Por otra parte, el embajador de Israel en España, Alon Bar, ha dirigido una carta al alcalde, en la que le hace llegar su «más sincero y afectuoso reconocimiento por la iniciativa de su corporación de cambiar el nombre a su localidad». «Sin duda, tanto el Ayuntamiento como los vecinos del pueblo han hecho gala de una gran sensibilidad», añade el embajador Bar, para quien el futuro Castrillo Mota de Judíos «es un ejemplo de respeto a su propia historia, a su pasado y al pueblo judío».