Las obras de arreglo de las goteras de la estación de tren Rosa Manzano han concluido y la empresa adjudicataria, Multiservicios Guerra, ya ha retirado el andamio que invadía el vestíbulo, de manera que podrá lucir el día de la inauguración de la llegada del AVE a Burgos, el próximo 21 de julio.
El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) adjudicó los trabajos en agosto del año pasado por un importe de 72.650, aunque los trabajos empezaron el pasado mes de mayo.
El informe que elaboró Barrio y Cameno Arquitectos estableció que la cubierta de la estación de tren, de 340 metros cuadrados, sufría una deformación en la parte más baja, hecha e un material denominado policarbonato. Esta deficiencia provocó un daño en la junta que permitía la infiltración de agua hacia el interior en caso de acumulación de agua pluvial. Es más, los arquitectos culpaban a la deformación, provocada por la acumulación de nieve, a, entre otras causas, la pendiente insuficiente de la cubierta (3%), la falta de rigidez del policarbonato por su espesor 25 milímetros (de la firma BDL Resopal) o a la excesiva separación entre las correas de apoyo, es decir, defectos en su construcción.
Entre las soluciones que propuso Barrio y Cameno figuró el desmontaje del actual lucernario para la colocación de los materiales recuperados sobre la cubierta de policarbonato mediante tirafondos o clavos de acero inoxidable; rematando las uniones con elementos de protección y estanqueidad. Además, el informe precisó que la pendiente que debería tener la cubierta no debe ser inferior al 10% -casi tres veces más de la que se proyectó inicialmente y que ha resultado a toda vista defectuosa-. Además, la instalación llevada a cabo no ha conllevado un aumento significativo de carga de peso propio con respecto a lo planteado para el sistema estructural actual, por lo que no se han requerido modificaciones de la instalación principal ya existente.