Durante los 10 años en que la investigación del triple crimen de la familia Barrio tiene como principal sospechoso a Ángel Ruiz, un vecino de La Parte de Bureba condenado por asesinar a una vecina en 2011, la Policía Nacional ha utilizado todo tipo de recursos para intentar probar su implicación en aquellos hechos, que datan del 7 de junio de 2004. Ante la inexistencia, por ahora, de indicios materiales en su contra las testificales de personas que han tenido relación con el investigado en estos últimos 20 años cobran especial relevancia. Y más si se trata de un preso con el que Angelillo estableció una relación de cierta familiaridad en la prisión de Burgos. Tras el levantamiento del secreto de las actuaciones hace ahora un año, la titular del juzgado de Instrucción 2 de Burgos ha tomado declaración en los últimos días a un testigo protegido en la causa, un interno que convivió con el sospechoso, y al propio Ángel Ruiz.

No se trató de un careo, pero tras la declaración del expresidiario el investigado pudo defenderse de las acusaciones de su antiguo compañero de módulo. El testigo protegido aseguró que «durante un año» habló «mucho» con Ángel Ruiz, «sobre todo en la biblioteca», de la que ambos eran asiduos. A pesar de reconocer que Angelillo no era de trato fácil y acumulaba «conflictos» con numerosos reos, explicó que con él estableció un vínculo de cierta confianza. En este contexto,  el sospechoso le hizo algunas confidencias que, cuando menos, revelan la inquina de Angelillo hacia el matrimonio Barrio, que murió junto a su hijo menor tras recibir, en total, más de 100 cuchilladas en su domicilio de Jesús María Ordoño.

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