Se acabaron las dudas. Roberto López de Davalillo dimitirá como presidente de la Cofradía de San Juan del Monte el próximo 28 de noviembre en una asamblea extraordinaria en la Casa de Cultura. Así se comunicó oficialmente el miércoles para acabar con la incertidumbre que ha sobrevolado a la entidad desde hace meses. Más allá de este punto, él mismo explica que la reunión del 1 de abril, en la que inicialmente se le tumbaron las cuentas, ha pesado demasiado como para continuar al frente de la organización centenaria. En un primer momento anunció su marcha, pero tras las fiestas patronales abrió un periodo de reflexión. «Vinimos por una responsabilidad sanjuanera porque no salía nadie, lo que pasa que hay intereses y muchas historias por detrás», afirma el aún representante al que ahora habrá que buscar relevo.
Davalillo reconoce que tras enterrar el bombo el 21 de mayo, «tenía claro que debía acabar con el ermitaño, porque no podíamos dejarlo colgado». Después había que dejar avanzado el cierre del ejercicio para establecer unas cuentas y eso ha dilatado este anuncio. El segundo punto del orden del día de la asamblea será el «avance económico del ejercicio 2024», algo que ya está cerrado, aunque el todavía presidente aclara que «nos cuesta porque trabajamos todos y llevamos mucho tiempo sin secretaria, por lo que hay cosas que cuestan más de lo que puede parecer».
Más allá de la celebración del ermitaño y la elaboración de las cuentas, Davalillo explica que para cerrar su marcha también debía consultar todos los aspectos con los miembros de su junta directiva porque «somos un grupo y vamos y venimos todos juntos, como cuando decidimos dar el paso adelante», recuerda el presidente, quien reitera que después del 1 de abril «vimos que no compensaba».
En la próxima asamblea, que se hará en una de las salas de la planta baja y no en el salón de actos, se hará un balance, el avance de las cuentas y tras la dimisión del presidente y la junta directiva se designará una gestora, que se encargará de abrir el periodo electoral. Ese proceso comenzará con quince días para la presentación de las posibles candidaturas, a lo que hay que añadir otros cinco para poder presentar alegaciones y que se puedan resolver. En ese momento se podrá presentar una asamblea con otros quince días de aviso si solo hay una alternativa o abrir una campaña si hay más de una, lo que daría opciones, pero dilataría el relevo.