Los investigadores de la Agrupación de Tráfico de laGuardia Civil tienen el ojo muy bien entrenado. Son muchos años visitando la Jefatura de Tráfico para evitar fraudes. Huelen a la legua la trampa. ¿Alguno se la habrá pegado? Difícil. Si ocurre, es casi una certeza que no habrá segunda vez. Una de las conductas en auge es la suplantación de identidad en exámenes de recuperación del carnet. Los agentes han identificado a personas que hacen de esta práctica su modus vivendi. De hecho, se los han encontrado en más de una ocasión. Cobran entre 1.500 y 3.000 euros por servicio.
En el Grupo de Investigación y Análisis de Tráfico (GIAT) saben desde hace años que existen mafias o grupos delictivos que se aprovechan de las dificultades que algunas personas tienen para sacarse el carné. Una de las prácticas habituales es cobrar por prestar un dispositivo de audio y vídeo. O lo que es lo mismo, los famosos pinganillos. En este caso los que se juegan el pellejo son los propios aspirantes a conseguir el permiso, personas principalmente extranjeras y con carencias en el idioma que si son descubiertos pierden el dinero que han pagado.
La otra de las formas que tienen algunos de ganar dinero aprobando el carné es suplantando la identidad. Y en este caso, señalan desde la Guardia Civil, hay unos cuantos que son verdaderos expertos en la materia. «Hemos encontrado a gente que se recorre media España haciendo este tipo de trabajos. Cobran un dinero, que no es poco, más de 1.000 euros. Muestran un carné auténtico pero no son la persona que se presenta», explica un cabo primero del GIAT.
Lo cierto es que a más de uno ya se lo han encontrado en más de una ocasión. A veces de un día para otro. Y claro, ellos tampoco corren riesgos. «Cuando vemos que en un examen hay dos bajas ya sabemos que alguien se ha marchado porque pretendía suplantar una identidad. Es más, a veces ha llegado hasta la sala pero se ha marchado alegando que se le había olvidado el DNI y que volvería en otra ocasión», explica otro agente.
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